RPV: Mi novia y yo lo dejamos el día de Sant Jordi, estuvimos una semana sin vernos face to face, ayer quedamos para charlar y fue muy bonito y muy tranquilo, y nos liamos, y al final ella me preguntó si estaba completamente seguro de que lo mejor era que lo dejásemos, y ahora estoy confuso y perdidísimo.
No soy muy fan de hablar de asuntos sentimentales, porque el interlocutor muchas veces entiende que su papel consiste en dar consejos, y es difícil aconsejar bien cuando alguien no ha sido testigo. Nos guste o no, en las relaciones de pareja solo hay dos personas, dos que sin entender muy bien lo que les ha pasado (torbellinos de sentimientos y experiencias) son los únicos que pueden saber de lo que hablan. No hay más que dos testigos. Sin embargo, entre la forería puede que alguien dé en la diana.
Ella es una buena chica. También caprichosa y con cierta tendencia a dramatizar -como ella lo reconoce-, víctima de la expectativa de que la otra persona sea y actúe como el hombre de su vida. De los dos, creo que soy yo el que suele ceder. En las parejas, suele haber uno que ama con más intensidad, y uno que quiere estar juntos -a lo largo de la semana- más que el otro. Ella es la que suele amar con más intensidad, y de los dos la que más quiere que estemos juntos (o sea, la que menos le preocupa perder su espacio). Sin embargo, creo que soy yo el que más veces y más en serio me he planteado cómo sería un futuro a construir entre ambos. Aunque no lo parezca, tenemos muchísimo en común.
Nos hemos visto con asiduidad desde enero de este año. En todo este tiempo hemos tenido momentos muy felices y otros de bastante aflicción, de esto que se mira la pared en silencio y se da vueltas cada uno al hecho de que las cosas no funcionan. En las últimas semanas teníamos momentos malos casi de forma habitual. Pero los dos conseguíamos recomponernos y mantener la esperanza. Así hasta el miércoles de la semana pasada, que fue el último de cuatro días muy poco afortunados en los que yo de algún modo me convencí de que ya no había manera, de que estábamos en un callejón sin salida.
Muchas veces tuve la sensación de que, cada vez que entrábamos y salíamos del fango, aprendíamos y crecíamos juntos. Pero ese último día ya no vi que aprendiéramos ni avanzaramos, sino que todo se reducía a estar mal y perdernos en nuestras diferencias.
(Suelo ser un tipo reflexivo, tanto que incluso me pregunto si estas explicaciones (con sus consecuencias: " esto no funciona " >> " no nos veamos. se acabó " ) no son una forma de someterse a una idea y obligarse a creer algo que es puro sesgo)
Así que durante una semana evitamos el contacto. Nos hicimos varias llamadas, whatsapp y poco más. Ayer nos vimos y todo fue muy bien, y ella me pregunto eso, y yo no supe qué responderle. Ahora mismo no sé qué parte hay de echarla de menos, qué parte de quererla, qué parte de sentirme atraído por ella. Todo se confunde. Solo las ganas de besarla eran una certeza.
Ser amigos en el corto plazo no parece posible, porque el instinto es otro.
Ser y estar como dos personas que tratan de pasar buenos ratos pero evitan todo compromiso no parece deseable y es un poco como jugar con nosotros mismos.
Ser y estar en serio y con voluntad de resucitar algo es olvidarse de lo que nos llevó al malestar.
Así que no sé.