#119 26 de Mayo he leido
Me enteré de esta historia hace unos pocos días y ya he visto el documental. Si no tenéis Netflix, lo podéis ver en este canal de Telegram. Recomiendo también ver este podcast con Melchor Miralles, que lo han mencionado por ahí atrás:
Para los que os pilla de nuevas esta historia, cuenta un caso de violaciones y pornografía infantil con 30 años de recorrido. Kote Cabezudo, el culpable en cuestión, ha sido protegido por la justicia, periodistas, empresarios y políticos. Y, como no, el feminismo institucional ha hecho oídos sordos.
Es muy duro pero es necesario poner atención a este tipo de tragedias que están siendo intencionalmente silenciadas. Además, ayuda a entender el absoluto desprecio que le tenemos algunas personas a la clase política y sus cómplices.
Resulta indignante que el pico de Rubiales o la chorrada del Whatsapp de la Universidad de La Rioja se haya comido los medios durante varias semanas y que este caso esté completamente ensombrecido. Este vacío mediático constata un hecho incuestionable: el "feminismo" que se promociona desde las instituciones de este país, lejos de ser un ideario con una preocupación social, es simplemente un arma política. A la hora de la verdad, nos consideran ganado a todos; tanto a mujeres, como a niños y hombres.
Pero lo más preocupante de todo esto es que hasta el pueblo está haciendo oídos sordos. He compartido esta historia con bastantes personas (muchas de ellas mujeres y algunas de ellas muy feministas) y la gran mayoría ni se pronuncia; ni un comentario, ni un like, ni un retweet. Es vergonzoso. La identificación que sienten con la farsa política les impide analizar racionalmente este asunto. Es muy triste.
#124 Sencillo: la gente no piensa por sí misma, sino lo que se les dice que deben pensar. Es más fácil dejarse llevar por la corriente que remar en contra, porque desgasta mental y físicamente.
#125 Sí... en buena parte es condición humana. Adoptar una línea de pensamiento no-convencional nos empuja con frecuencia al ostracismo social, lo cual, a primera vista, no parece ir en favor de nuestro instinto de supervivencia. La sociedad lleva una fuerte inercia de la que es difícil escapar. Bajarse de ese ente abstracto para pensar y cuestionarse a uno mismo y todo lo que nos rodea es casi contraintuitivo.