Puffff,si que me han pegado, y bien de bien. Y a pesar de las hostias que me han dado de pequeña, considero que han sido buenos padres, y nunca han sido hostias injustificadas, y siempre como último recurso. Hoy de no ser por esa corrección ,se que las cosas quizá me hubieran ido peor.
En el este de Europa, pegar a un hijo esta a la orden del día, y no lo veo mal,siempre que haya una razón y sea una hostia de advertencia. Recuerdo amigos cuyos padres se emborrachaban y les daban palizas tipo: atarles a los radiadores, sacar la correa y a latigazos por donde pillaran. O padres que llegaban de trabajar y pegaban a la mujer,a los niños, a quien sea. Yo viendo el panorama de mi alrededor, mis padres fueron unos ángeles.
Considero necesario, si no queda de otra, esos toques de atención. Los niños en España, por norma general, son unos malcriados, sus padres les tratan como a dioses y esperan que los demás también lo hagan por amor al arte. Se les olvida que no son más que uno más de una entera comunidad y sus hijos no son especiales. No hay nada más desagradable que ver un crió tirado en el suelo en un supermercado gritando, insultando a los padres e incluso pegando y estos, como subnormales, intentando callarle dándole lo que quiere. Luego van a hermano mayor y se preguntan en qué han fallado. Ganas no me faltan de soltarles una hostia,a los críos y a los padres. Y cuanto más veo este comportamiento, cada vez más frecuente en nuestro día a día, más agradecida me veo de haber tenido unos padres como los míos y no haber salido subnormal profunda.