#13 Una persona puede creer en lo que le de la gana. Lo que ocurre es que no debería vehicular absolutamente ninguna decisión y por supuesto expresarlo únicamente en los círculos creados para ello y con dinero privado.
El problema es el puto dinero siempre. A mí como si alguien quiere creer en su reputisima madre, pero de mis impuestos ni un duro.
A ver si os pensáis que estas sectas minoritarias se articulan realmente alrededor de la fe en seres imaginarios. Se articulan alrededor del dinero, del negocio con gente desesperada e ignorante.
#14 Mira esto se puede entroncar de la misma manera que se entienden o se resuelven los porqués de el que ciertas personas, y no digo tipo porque no hay una construcción fija, acuden a lugares donde el misticismo es la herramienta para realizar curaciones físicas, sanaciones espirituales, o incluso katarsis emocionales (qué se yo, igual las dos últimas significan lo mismo) y es, primero: por la necesidad de contacto humano en según qué casos; segundo: por el aporte de esperanza que hace inclinar la balanza de un chaman frente a un médico tradicional; y tercero: por el abandono absoluto a nivel estatal, ciudadano o incluso familiar si quieres, de la vida habitual hacia las dos anteriores cuestiones.
Es MUY SENCILLO acabar en un lugar de estos, solo basta con que te toquen las cartas adecuadas.
Y será algo impopular pero las bazas para acabar en un lugar así son exactamente las mismas que para acabar haciendo reiki, yoga, o mindfullnes, por mucho que alguno se me tire al cuello ahora. Esa necesidad de nombrar las cosas, de buscar explicaciones complejas cuando existe una explicación "sencilla" que nos lleva a la necesitar de una estabilidad emocional a bastantes niveles pero que no encontramos por sea cual sea la situación en la que estamos o el cómo somos, nos lleva a entrar a pozos. Algunos pozos son complementarios, son para beber, y no pasa nada por acudir a ellos. En otros caemos.
En resumen, que cualquiera puede caer, por muy puta mierda que nos parezcan estas cosas. Pero tendemos a mirar estas cuestiones desde una óptica propia. La realidad sería preguntarse qué les falta a esas personas y por qué nadie, ni ellos mismos, se ha ocupado de proporcionárselas. Y ahí entra la avaricia de estos grupúsculos.