A nadie va dirigido este texto y la vez a todo el mundo. Sólo son mis desahogos y mis pensamientos sin orden ni son. Quien se de por aludido me da lo mismo. Pero son las mayores verdades que leereis nunca pero que no os atraveis a decir.
A la mierda con todo. Me da igual todo, mi vida, mi futuro... No tengo nada por lo que luchar, nunca lo tuve, excepto a ella. Pero no puedo engañarme, sabía que esto pasaría por mucho que intentara evitarlo. La gente no cambia, y yo no soy ninguna excepción. Con mi eterna soledad, en un rincón, aislado del exterior sin motivo para vivir ni metas ni anhelos. ¿Para qué? No tiene mucho sentido.
Soy libre para vivir y morir como me apetezca. Y eso a nadie importa ni incumbe más que a mí. Estoy cansado de que me juzguen, de que intenten manipularme, de que me miren por encima del hombro, de que me critiquen y de que no me dejen matarme si me apetece. Señalar con el dedo es treméndamente fácil. Y realmente a la gente le da igual, no les quita el sueño. ¿Qué más da? Total..
No aguanto más en esta ciudad. Unos meses más y me largaré. Donde sea, ni lo sé ni me importa, lejos, solo, a algún lugar donde pasar desapercibido como una puñetera garrapata agazapada esperando su momento. Viviré un poco más, embriagándome de soledad y de libertad. Donde nadie pueda hacerme chantaje emocional, donde a nadie le importe si un desgraciado vive o muere. Donde poder pegarme un tiro si me apetece cuando me emborrache sin que a nadie le duela o se sienta culpable, donde no me hechen en cara que me sacrifique por los demás. Va siendo hora de que piense en mí por primera vez. Se acabó el darlo todo por los demás para que me tiren a la basura.
En este mundo hay dos tipos de cobardes. Los que no son capaces de enfretarse a su vida y los que no son capaces de acabar con ella. Yo estoy en ambos tipos. Pero me es indiferente. Sólo espero el día en que tenga huevos por primera vez en mi vida para terminar lo que empecé. Nunca supe terminar bien las cosas. Corro por la pista para llegar a la meta, y a falta de un metro, me siento en el suelo, me quedo mirando la línea y se acabó. Me doy la vuelta y me largo por donde vine. Nunca supe cual era el motivo, y puede que no lo sepa nunca. Miedo? Supongo que sí. ¿A qué? Ni zorra. Seguramente el eterno miedo de todo el mundo: los cambios. Llegar a la meta significa que todo cambiará, que será distinto, pero no estamos acostumbrados, queremos la vieja silla que se cae a pezados antes que el sofá nuevo, con dulce olor a cuero y calentito... Sólo porque la silla es familiar. Nos gustan las cosas tal y como son. Somos antievolutivos y antinaturales. Que mierda de inteligencia la nuestra...
Soys todos unos falsos. Mentís. Os creeis superiores por chorradas superficiales. Intentais hacerme creer que os importo para que vuestra vida no cambie y no cargaros en la conciencia con la muerte de un puto desgraciado que no vale nada, pero por el que no os molestasteis en mover un dedo. Sería perder el tiempo, no? Es normal. Cinismo. Os encanta esa palabra, escribirla en una pegatina y pegársela en la frente al que teneis al lado, cuando llevais vosotros una tan grande que no veis mas allá de vuestras putas narices. Que penosos me resultais. Nunca entendí por que la humanidad es así, que tiene de divertido o qué sentido. Es tan absurdo... Mentes con tanto potencial que disfrutan rebozándose en su propia mierda. Dais pena. Dais asco.
Por eso nunca conseguí integrarme en ningún lado, odio la humanidad y los hombres. Las mujeres aun tienen más sentido común y cierto pase. Pero los hombres no valeis para nada. Inútiles. Que penoso y la vez divertido resulta verlos a todos rebosando testosterona por las orejas mientras sólo saben comerle la oreja a la mujeres con tal de meter. Y no hay excepciones. Me encanta ir a los bares y los botellones para verlo, apollarme y sentarme con mi cubata y mi cigarro en el taburete o una barandilla y verles lamer por donde ellas pisan. Supongo que es una manera de no pensar en otras cosas, distraerme y ver que no soy tan penoso como ellos. Pero tal vez lo sea más por otros motivos. Todos lo haceis. Como no sabeis subir más alto que los demás, tirais mierda al primero que teneis al lado para hacerle bajar y creeros por encima. Que hijos de puta. Esto deberían de enseñarlo en la escuela desde chiquititos, pero con el tiempo todos lo aprenden. Y que empiecen a llover cubos de mierda.
En fin, desvarío y divago mucho. En resumen: me doy el piro, se acabó todo. Este desgraciado y amargado hará un poco más el tonto por este mundo y luego a la mierda. Cuando sea. Cuando me apetezca. Aun quiero terminar unos asuntos pendientes. Ya veremos que pasa.