Llego de entrenar a eso de las 22:00, exhausto pero salido de cojones, así que abro Tinder y veo match con una asiática de EEUU, mestiza de padre japonés y madre china. 22 años. Pinta bajita, buen cuerpo, sorprende que siendo asiática tenga tetas y culo. Le tiro mi opener sexual y entra por la escuadra.
Hablando un poco más coincide que vive en mi misma calle, siendo yo de Madrid eso es un auténtico milagro, le digo que venga y me dice que vale, pero que se tiene que duchar antes. Yo hago lo propio y me enfundo en una camiseta anabólica y mis pantalones rotos sin nada debajo, como siempre que juego en casa.
Suena el telefonillo. Abro la puerta, la dejo entornada y oigo cómo sube las escaleras. Se abre la puerta y no veo a nadie, dirijo la mirada 20cm más abajo y la veo, es más bajita de lo que pensaba. Posiblemente la chica más bajita con la que he estado, mido 185 y la diferencia era notable. Parecía una niña a mi lado. Sentí una presión en el pantalón.
Intentamos hablar un poco en el sofá pero la tensión sexual era tan alta que empezamos a besarnos en cuestión de segundos. Ella gemía. Me quitó la camiseta y su ropa empezó a volar, tenía un piercing en el pezón que actuaba de amplificador de gemidos.
En unos segundos ella estaba completamente desnuda y yo sólo con mis pantalones rotos. Empieza a palparme el paquete y aprovecho para ponerme de pie y bajarme el pantalón lentamente mientras le miro a los ojos para ver su expresión.
No dió tiempo a ver mucho porque antes de que mi pene terminara la inercia del rebote al ser liberado ella ya lo había asido con ambas manos y se lo había metido a la boca. Notaba la vibración de sus gemidos en mi polla, parecía que tenía un punto G en el paladar.
Felaba con tal pasión que cualquiera diría que había bañado mi polla en Dalsy. De repente para y rebusca algo en el bolso. “Un poco pronto para sacar el condón”, pensé, pero lo que sacó fue su móvil. Me dijo que por favor le grabara comiéndomela. Me encanta.
Estuvo un rato sintiéndose protagonista de una peli porno hasta que la cogí en brazos y la llevé a la cama, no aguantaba más sin follármela. Ahí la cosa se desmadró. La diferencia de tamaño era tan grande que la empalé. Azotes en el culo que me dejaban la mano ardiendo. No paraba de repetirme “choke me choke me” y eso hice, primero ahogándola con una mano, después tapándole la boca con una y la nariz con la otra.
Repetía en bucle “oh - my - fucking - god” a cada embestida. Me pidió más y le di más, bofetones en la cara que intercalaba con su famosa frase. Saqué el móvil y empecé a grabar por precaución.
Estaba fuera de sí y me pidió que me la follara por el culo. Dicho y hecho, tras un poco de paciencia y mucho lubricante el tren entró en la estación, y fue genial. Esta chica había nacido para esto, ¿sabéis estas películas porno en las que la tía acaba con el ano tan dilatado que es como una cueva a la que te puedes asomar? Pues eso fue lo que ocurrió, sacaba la polla completamente y la metía sin resistencia porque se había quedado como un bostezo, y cada vez que entraba rozando el esfínter gemía de puro placer. Aquello era impresionante y ya no podía más, así que le avisé: “I’m about to cum”.
Fue oír eso y se giró automáticamente para pedirme, por favor, que se lo echara en la cara. Sí, me lo pidió por favor como si algún hombre en la puta historia hubiera dicho que no. “Sure”. La corrida fue tal que se podía adivinar en la cama el contorno de su cabeza como si hubiera utilizado un aerógrafo de semen.
Después de grabar esta sesión premium de sexo me pidió por favor que le enviase los vídeos a Whatsapp. Se los paso y me tumbo a su lado a descansar.
Le echo una ojeada a su pantalla y está metida en Telegram hablando con un tal Wallis.
De pronto veo que le está enviando los vídeos.
— Who is Wallis?
— He’s my daddy
Mis orejas habían oído bien pero mi cerebro no lo había procesado, así que le pedí que me lo repitiese dos veces. Y así era: Wallis era su daddy, vive en Los Ángeles, tiene +4X años, está casado con una mujer (la cuál está muy buena por cierto) y Jade es su sugarbaby. A Wallis le gusta que Jade le envíe vídeos de otros chicos follándosela, porque le da celos, y a Wallis le gustan los celos.
Me pareció extravagante, así que seguí indagando. Le pregunté si tenía sugardaddies. Me dijo que sí, que cuando va a un país busca un sugardaddy para que le pague todo y ya de paso se saca algo de dinero. Que para una chica es muy fácil hacer eso. Y me contó que en Madrid había estado con un sugardaddy de 5X años que le pagaba sólo por ir a restaurantes con él y por pasear, que ni siquiera se llegaron a besar y ni mucho menos a tener sexo.
No la juzgué, yo haría lo mismo si pudiera, de hecho así fue cómo acabé conociendo a la MILF de 4X años, pero eso ya es harina de otro costal.