El problema está en aquellos que viven la política de una manera visceral. Que se apuntan a un partido político como quien se apunta a un equipo de fútbol. Que no se guían por el alma racional sino por el alma concupiscible, y votan guiados más por sentimientos que por pensamientos. Y esto es algo que todo grupo que aspire a gobernar una masa humana sabe muy bien. Para agradar a la muchedumbre, sirve más una consigna pegadiza y unos colores bonitos que el más inteligente de los argumentos.
No es por tanto una cuestión de CI sino del modo en que este se utiliza. Como estudiante de Psicología os digo que el cociente intelectual (que no coeficiente) tiene poca o ninguna relación con aspectos tales como la conciencia social o el interés por la política.
Es posible que el derecho a voto necesito un filtro, pero no creo que el CI sea un buen filtro, sinceramente.