En Australia, todo es a lo grande. También las especies. Son más grandes (o más venenosas) que en el resto del mundo. Ocurre con los gatos salvajes, que han proliferado en zonas del país hasta convertirse en plaga. Hablamos de gatos de hasta 20 kilogramos. La solución al problema para por utilizar perros especialmente entrenados. E igualmente grandes.
En el estado del Territorio del Norte, los gatos salvajes son enormes y voraces. Normalmente cazan pájaros. También pueden llegar a comer insectos. Incluso se han encontrado, en alguno de los estómagos de los felinos, latas de cerveza o una pequeña marioneta de madera. Estos gatos son difíciles de atrapar, así que la solución a la plaga es complicada.
Los guardabosques del norte de Australia entrenan a perros gigantes para luchar contra la plaga. Estos perros son entrenados para perseguir a los gatos. Si no los pueden atrapar porque, por ejemplo, se suben a un árbol, los perros montan guardia hasta que llegan los guardabosques. Por ello, han colocado un collar geolocalizador en el cuello de los perros.
Con el tipo de gatos a los que se enfrentan, no cualquier perro puede hacer el trabajo. Sólo ciertas razas son útiles para la tarea. Y no vale cualquiera: sólo los ejemplares mejor entrenados o los más capaces son usados. De cada tres o cuatro perros que se entrenan para cazar gatos gigantes, sólo uno sirve finalmente para la misión.
La solución más ecológica
(Me a resultado bastante graciosa esta imagen.)
Plaga de gatos gigantes en Australia
¿Es que no hay otras formas de solucionar el problema? Quizá usando cebos o los últimamente tan mentados drones. Los responsables del medio ambiente del norte de Australia creen que usar perros es el método más ecológico. Y, en realidad, estos animales han evolucionados durante millones de años para especializarse en la caza de gatos. Tienen un sentido del olfato 100.000 veces más poderoso que el del ser humano. Pueden seguir la pista de manera eficaz. La situación parece sacada de los dibujos animados.
Fuente: Ecología Verde