Común es hoy día encontrarnos con el aforismo de que la educación privada es para ricos. “La educación privada no debería existir”, leía el otro día en twitter. Pero… ¿qué hay de cierto en esta creencia popular de que la educación privada choca frontalmente con la pobreza? Aparentemente, según Pauline Dixon y James Tooley, nada; no es más que otro mito a derribar.
Según estos dos autores las escuelas privadas ya son un factor imprescindible en la educación de los más pobres. ¿Qué pobres? Los más pobres de todos: estudiantes de Ghana (Ga), Nigeria (Lagos), Kenya (Nairobi) e India (Hyderabad). Dixon y Tooley, a través de métodos cuantitativos y fuentes de todo tipo (encuestas, censos, entrevistas, datos oficiales), llegaron a varias conclusiones un tanto controvertidas:
a) La mayoría de las escuelas son privadas (Hyderabad: 65%; Ga: 75%; Lagos: 66%).
b) Las escuelas privadas, además, acogen a una mayor cantidad de alumnos (75% en Lagos) fruto de unas instalaciones superiores, mayor personal docente y una superior gestión a todos los niveles.
c) Las escuelas privadas están, en su inmensa mayoría, dirigidas pro propietarios que no reciben ninguna ayuda del exterior (más adelante veremos cómo las asociaciones de beneficencia [iglesia, ong´s…] son tremendamente escasas).
d) No hay segregación por sexos (veremos incluso casos en que el coeficiente mujeres/hombres será mayor en las privadas y, por ende, menos en las públicas) en la educación privada. Y, además, el cociente alumno sobre profesor es muchísimo mejor en las privadas (en las públicas hay más problemas de masificación).
e) Las puntuaciones de los alumnos de las escuelas privadas son bastante superiores.
f) Las matrículas son baratas, así como el personal docente, que a su vez es más abundante en la privada.
g) Son comunes los casos de matrículas tipo becas españolas; matrículas más baratas para los más desfavorecidos, sin premiar la calidad y centrándose en la igualdad.
h) A través del estudio de las escuelas no reconocidas (no oficiales o reguladas o en proceso de regulación; algo así como las del “mercado negro”) se llegó a la conclusión de que el índice de matriculación real es muy superior al oficial (en Lagos 26% frente a 50%) y que el camino a la educación universal no es tan difícil como nos lo presentan.
El hecho que sostienen Dixon y Tooley de que ha surgido un mercado de la enseñanza privada con unos costos bajos y de fácil acceso para los pobres no es algo nuevo: ya hay evidencia de lo mismo en el Oxfam Education Report (OER), que concluía que abundan las “escuelas primarias con pensiones bajas” y que “el deterioro de la educación pública creó una demanda de alternativas privadas”, hablando incluso de “éxodo masivo”, de deficiencias docentes (multitud de ausencias y baja calidad), malas instalaciones, etc. De dichos problemas las escuelas privadas se salvaron. Y además, para el OER, la responsabilidad de dichas deficiencias en el sistema educativo público recaería principalmente sobre docentes, gestores y sindicatos.
El OER no es el único informe al respecto y tampoco es nuevo que los alumnos de las escuelas privadas presentan resultados académicos más favorables (véase aquí, aquí o aquí), aunque también hay otros que afirman lo contrario. Entre estos últimos desataca, por decir algo, el Human Development Report (HDR) del 2003. Curiosamente en el HDR la carencia de datos cuantitativos se hace patente, aunque –aún más curioso si cabe– los del UNDP se escudan en que no encontraron (ellos) evidencia alguna, ni que apoyase su tesis ni que la desmientiese.
Volviendo a lo que nos ocupa en un primer momento hay que hacer unas pequeñas aclaraciones: Dixon y Tooley hablan de cuatro tipo de escuelas: públicas, privadas subsidiadas (el estado paga los salarios y los demás gastos se reparten), privadas sin subsidiar reconocidas y privadas sin subsidiar no reconocidas. En India conviven los cuatro tipos, mientras que para los casos africanos se servirán de otra clasificación (pública, privada y privada sin registrar).
Como veis en la tabla en la India, Ghana y Nigeria las escuelas privadas son mayoría y la mayor parte del alumnado se encuentra en escuelas privadas sin subsidios.
Un dato de especial interés es el que proporciona Kenya: el 70% de los estudiantes de los “barrios bajos” van a la privada. También hay más cosas que pueden sorprender, como todo lo referente a la relación entre sexos (Hyderabad: 52’7% de los estudiantes son mujeres; en Ga la proporción mujeres/hombres es mayor en la educación privada: 50’6 en la privada frente al 49’5 de la pública). Por otra parte ya es interesante ver la gran cantidad de estudiantes que se concentran en centros no registrados/reconocidos, lo que ya nos da una pista de que el nivel de escolarización es bastante superior al que muestran los datos oficiales (en Hyderabad la tasa de escolarización subiría al 94%).
Pasemos a otra cosa: la relación cuantitativa alumnos-profesores. Como muestra la siguiente tabla, la educación pública presenta una masificación tremenda, llegando en algunos casos a duplicar la tasa que proporcionan los entes privados. Y lo mismo ocurre en las escuelas privadas subsidiadas, en las que el gobierno se encarga de costear el personal docente.
¿Y qué pasa con las matrículas? Pues evidentemente presentan precios reducidos, principalmente en los centros NO subsidiados y, sobre todo, en los no reconocidos/registrados. En Hyderabad llegan a ser un 30-40% más baratos los centros no subsidiados no registrados. En Ghana y en Nigeria ocurre exactamente lo mismo que en la gráfica siguiente. También hay que tener en cuenta que no todos los estudiantes tienen que pagar tales cantidades; muchos cuenta con matrículas de precios reducidos debido a su condición de pobreza o por familia reducida, por el mero hecho de que si quedan vacantes mejor llenarlas con algo que dejarlas vacías sin producir.
Es más interesante si se compara el precio de las matrículas con el salario mínimo. En Ghana el salario mínimo es de 687 dólares al año, mientras que la matrícula en una escuela privada no registrada oscila entre los 11 y los 14 dólares al año y en una privada registrada (oficial) anda en unos 20 dólares anuales. En Nigeria la situación es aún más beneficiosa para los pobres: el salario mínimo es de algo más de 1.500 dólares anuales y la matrícula en una privada sin subsidios es de 20 dólares al año (sin registrar) o 29-31 (registrada). Para Kenya no he encontrado nada y para el caso India no lo he calculado puesto que he encontrado varios problemas con el SMI y pq la forma de cobrar la matrícula es bastante variable; no se cobra por periodo lectivo como en los otros casos. De todas formas para el caso de la India he encontrado en un estudio de G. Calderón de Burgos unas cifras que concuerdan con el patrón que marcan Tooley y Dixon: el precio de una educación privada oscila entre 4’2% y el 5’5% del SMI en Hyderabad.
En general el coste de la matrícula varía dependiendo del curso, pero siempre anda 1 ó 2 dólares por encima o por debajo de los datos que he puesto; los importes exactos están en el paper, por si a alguien le interesa.
Ahora bien, todo lo anterior algún lumbreras lo puede interpretar como que esto se debe a posible estafas (pagan las matrículas y se desmonta el tinglado) o pq asociaciones de caridad tipo ongs o misioneros copan la mayoría de los centros privados. ¡Pues no es así! Todo lo contrario. Bastan un par de ejemplos que desestiman la hipótesis de la estafa: (1) en Ga “el año promedio de establecimiento para las escuelas no registradas es de 1998, mientras que en las registradas es de 1995”; y (2) en el caso de India las cuotas de las privadas se pagan mensualmente y no anualmente, con lo que la estafa pierde casi todo su valor. Respecto a lo del segundo supuesto, el de la beneficencia, baste con señalar que en Hyderabad casi el 90% de las escuelas privadas sin subsidiar no reciben ningún tipo de ayuda externa (en otras palabras: no reciben dinero contante y sonante del exterior) y una gran cantidad de las escuelas tienen como propietarios a empresas con afán de lucro. Además en Ga en torno a un 85% de las escuelas contaban con propietarios individuales (no asociaciones) y la mayoría se financiaban únicamente por los pagos estudiantiles.
Educación primaria gratuita: el caso de Kenya (Kibera)
En enero de 2003 la educación primaria gratuita se adoptó en Kenya. ¿Más niños a la escuela? Un año después el número de alumnos en las escuelas públicas aumentó en 3.296 en la urbe, pero las privadas perdieron muchos más alumnos (pérdida neta de unos 6.200 alumnos). Además de esto 35 escuelas privadas cerraron cuando contaban con 5.691 alumnos. En conjunto nos encontramos con 11.171 alumnos menos después de calibrar los datos con fugas a otros lugares y un aumento de 3.296 en la pública: en total una pérdida neta de 7.875 estudiantes (40%). ¿Qué pasó con el resto de alumnos? Pues que muchos no se reincorporaron pq tenían unas necesidades que la educación pública no cubría (los huérfanos, por ejemplo, no cuentan con ayudas en la pública mientras que la privada les costeaba la educación xd) o por los costos oscuros de la educación pública, que en muchos casos exceden a los de la privada. O puede que se deba a cierta incertidumbre respecto a la educación del país.
Sea como fuere, el panorama después de la implantación de la educación primaria gratuita es desolador; se han cargado el mercado educativo.
Antes de pasar al siguiente punto me gustaría mencionar un breve apunte de vital importancia: en Nairobi las familias más pobres enviaban a sus hijos a escuelas privadas y no a las públicas, que quedaban casi como coto exclusivo de las clases altas.
¿Y qué pasa con las instalaciones y docentes? Los resultados de la investigación de las instalaciones de las escuelas muestran, de nuevo, como la educación privada es superior a la pública. Ejemplo: En Hyderabad el 22% de las aulas de las escuelas públicas no contaban con pizarra, mientras que en las privadas contaban con pizarra el 96%. En Ga y Lagos el panorama es similar. Ya os lo podéis imaginar. Y además el ausentismo del profesorado es enorme en la pública y muy reducido en las privadas reconocidas.
Todo esto, evidentemente, repercute en el nivel académico de los alumnos. Tooley y Dixon se dedicaron a hacer exámenes/test sirviéndose de muestras aleatorias estratificadas de unos 4.000 alumnos por zona. Se examinaba inglés y matemáticas, principalmente. Como esto me está quedando más largo de lo que pretendía, dejo los resultados directamente, sin entrar en la metodología empleada (de nuevo, si alguien lo quiere, que me mande un mp y paso el paper):
¿Por qué sacan mejores resultados en las privadas? A pesar de contar con instalaciones infinitamente mejores, los salarios del profesorado son muchísimo más bajos en la privada que en la pública.
Bueno, esto tampoco sirve de mucho, puesto que al final lo que importa es el grado de satisfacción del docente, y según el paper los grados de satisfacción son similares (salvo en Ga, que el 89% de los docentes de las públicas están descontentos con su salario, y eso que cobran el doble que los de la privada xd). ¿Quizás por una búsqueda de la excelencia? Por todos es sabido que en lo público predomina la mediocridad y el conformismo.
Otro dato que resulta esclarecedor es el número de alumnos con matrículas gratuitas o reducidas en las escuelas privadas frente a las públicas. Casi uno de cada cinco alumnos (17,8%) cuentan con estas ventajas. Demoledor. ¿Por qué? No debemos descartar el factor del altruismo. Como sé que a muchos esto les chirría, yo diría que probablemente se deba a fines publicitarios, a ganarse el favor de los vecinos.
Y hay más cosas que muestran que la educación privada en estos países sin desarrollar realiza una labor bastante superior a las públicas, pero como esto me está quedando demasiado largo voy a ir dejando las implicaciones del puño de Tooley y Dixon: