Me flipa bastante que la gente entienda que en Finlandia sean oficiales el Sueco y el Suomi (el finés) y que los locales tienen que garantizar la atención en ambos idiomas por derecho ciudadano pero no lo encuentre de recibo que eso mismo pase en Cataluña. Otra cosa es que el cliente sepa ambos idiomas y tenga preferencias. Pero en gastronomía hay multitud de platos y alimentos que no tienen una correspondencia directa de una lengua a la otra y la palabra que los designa no se parece en nada.
Es habitual que castellanohablantes crecidos en Cataluña tengan asimilados los nombres de ciertos platos en catalán y, pidiendo en castellano, lo digan en catalán por defecto, sin notarlo.
Ejemplos son ir a la carnicería y que gente de un barrio que podría parecer Carabanchel te piden GARRÓ en vez de codillo, o pidan GALTA en vez de careta de cerdo. No hay que buscar conspiraciones, subnormales hay por todas partes, pero la ley existe para dotar de garantías. De la misma manera que existe la de adecuar los accesos a los establecimientos comerciales a gente con limitaciones de movilidad.