1. No culparé a los socialistas
"Si los españoles quieren que gobierne no me voy a quejar de la herencia que reciba porque será para resuelva los problemas y no para que se los cuente", dijo Rajoy poco antes de ganar las elecciones.
En el debate de investidura fue más solemne: "En la política no existe la herencia a beneficio de inventario. Sabíamos -y sabemos- lo que nos espera y sabíamos -y sabemos- que se nos juzgará por lo que consigamos y no por lo que intentemos o por cómo nos hayamos encontrado las cosas. No hay ninguna voluntad de mirar atrás ni de pedir a nadie responsabilidades, que ya han sido sustanciadas por las urnas hace un mes".
Pero lo hizo. Cuando descubrió que el déficit de 2011 no se correspondía al anunciado. "Si el Gobierno anterior hubiera cumplido sus compromisos este año la reducción era de 18.000 millones menos, por eso es sorprendente que algunos critiquen estos Presupuestos", dijo en el Comité Ejecutivo del pasado 2 de abril. Obvió que las cifras se dispararon fundamentalmente por las Comunidades Autónomas, su mayoría en manos del PP. Sus barones ya le habían advertido lo que se le venía encima.
2. No subiré los impuestos
"Mi intención es no subir los impuestos porque con las dificultades que están teniendo las empresas y los españoles no me parece lo más razonable", dijo Rajoy en el Congreso el 19 de diciembre de 2011.
Antes de la campaña juraba que no lo haría porque se traduciría en "más paro y recesión". El 30 de diciembre, tan solo 11 días después, se lo saltaba con un aumento del IRPF y el IBI para recaudar cerca de 6.200 millones de euros. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo justificaba bautizándolo como "recargo temporal de solidaridad".
3. No abarataré el despido
Con la "extremadamente agresiva" reforma laboral, tal y como la llamó el ministro de Economía Luis de Guindos, Rajoy volvió a faltar a su palabra. "El PP no pretende abaratar el despido", decían sus dirigentes en campaña. Ahora la indemnización por despido improcedente se reduce de 45 a 33 días por año con un máximo de 24 mensualidades, mientras que la del procedente es de 20 días por año trabajado con un límite máximo de uno. Y, por si fuera poco, se da a los empresarios las herramientas para que hacer que este sea más fácil. Con la reforma laboral de Zapatero, Rajoy se quejó: "Lo que ha hecho usted es para el despido y no para el empleo".
4. No dejaré que me digan lo que debo hacer
Rajoy reivindicaba su independencia y sostenía que a él no le iban a dar "órdenes" desde Europa, pero pronto vio que no era tan fácil. "Como español, no me gusta que desde fuera me digan lo que tengo que hacer", decía en la oposición. Con esa filosofía acudió a una cumbre de la Unión Europea donde presentó un 5,8% de objetivo de déficit para España en 2012. "No he consultado a los líderes europeos y a la Comisión se lo contaré en abril. No tengo que hacerlo. Es una decisión soberana", sostuvo.
Poco después, el Eurogrupo fijó la cifra final en un 5,3%. Un ajuste adicional de 5.000 millones de euros. Desde Moncloa se trató de vender como un éxito. Rajoy dijo que era "asequible" y varió su mensaje defendiendo que siempre hay que tener "el máximo nivel de coordinación con la UE". El líder del PP reporta a Alemania desde que ocupó al cargo. Uno de sus primeros viajes fue para ver a la canciller Angela Merkel. Y nada más aprobar los Presupuestos, se los detalló a sus emisarios de la CDU.
5. No aplicaré lo que mi partido criticó
El Gobierno ha lanzado una amnistía fiscal en las cuentas "más restrictivas de la democracia" para que afloren 25.000 millones de euros. Los defraudadores pagarán un 10% por blanquear su dinero. De ese modo, Rajoy vuelve a enmendarse a sí mismo porque en 2010 cuando se planteó que Zapatero lo hiciera, él comentó que le parecía una "ocurrencia" y que su partido no lo iba a apoyar. También se anunció el incremento del impuesto de sociedades con el que se pretende recaudar otros 5.350 millones. En su día, Rajoy lo consideraba "un error".
6. No me esconderé
Fue la primera entrevista que concedió nada más ser nombrado. Explicó a Efe que había decidido ponerse al frente de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos porque "con cinco millones de parados la economía es lo más importante" y quería dar "una señal de que el presidente va a dar la cara y no se va a esconder". Pero él jamás comparece para dar las malas noticias. Las medidas impopulares las anuncia la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, acompañada del ministro de turno.
Además, Rajoy no suele dar ruedas de prensa en España. Habla por lo general cuando está fuera y debe hacerlo por obligación tras finalizar las reuniones internacionales con sus homólogos.
Ni siquiera quiso explicar el recorte de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. Nadie se atrevió a ponerle voz a la noticia y el dato se introdujo bien oculto entre los párrafos de una nota informativa. Tampoco lo hizo para tranquilizar a los españoles cuando la prima de riesgo se disparó. Salió a la carrera por el Senado, cuando los periodistas preguntaban por ello. Como jefe de la oposición achacaba la presión de los mercados a "la desconfianza" que generaba el Gobierno "dentro y fuera de España". Ahora responsabiliza a la recesión europea.
7. No recortaré en sanidad y educación
"Le voy a meter la tijera a todo, salvo a las pensiones públicas y, aunque sea competencia de las comunidades autónomas, a la sanidad y la educación, donde no quiero recortar los derechos de los ciudadanos", explicó Rajoy en una entrevista en Punto Radio antes del 20-N. Este pasado viernes se aprobó un recorte de 10.000 millones de euros en los servicios públicos. El mayor hachazo al Estado del bienestar. Desde Colombia, Rajoy pedía a los ciudadanos "un pequeño esfuerzo" y entendimiento.
8. No implantaré el copago
"No es un asunto que se haya debatido. Yo no soy partidario del copago en la Sanidad", dijo Rajoy el pasado 17 de marzo. Es verdad que de momento no afecta a los servicios sanitarios ni a las intervenciones. Por ahora, porque desde el Gobierno no se descarta nada. Pero lo cierto es que, al final, ha llegado el copago farmacéutico progresivo con el objetivo de ahorrar más de 3.000 millones de euros. "Son unos pocos euros", indicó Rajoy hace unos días haciendo cálculos. Entre 8 y 20 para las rentas más altas. Prefirió no mencionar a los pensionistas -antes intocables para el PP- que a partir de ahora van a tener que pagar sus medicamentos.
9. No me saltaré la ley 'estrella' de mi campaña
No hacía más que repetir en todos sus mítines que su prioridad era aprobar la Ley de Emprendedores para generar empleo. Rajoy se comprometió a sacar adelante esta medida en los tres primeros meses de Gobierno pero se quedó fuera de ese plazo por las desavenencias entre Hacienda y Moncloa y porque Santamaría priorizó la de Transparencia.
En el Ejecutivo dicen que están con los últimos flecos. Los empresarios la aguardan con expectación porque está previsto que se incluya la modificación del régimen del IVA para no tener que pagarlo hasta cobrar las facturas. Por el momento se preparan dos encuentros de pymes, uno con Merkel y otro con el primer ministro de Polonia, Donald Tusk.
10. No impondré mi mayoría absoluta
En su investidura, Rajoy tendió la mano a la oposición y ofreció "diálogo" para renovar el Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y RTVE. "Quiero que sea la principal característica del estilo del nuevo Gobierno", indicó. Pretendía solucionarlo antes del verano, pero al final lo del ente público se ha resuelto por decreto ley. El Ejecutivo rompe el consenso para imponer al presidente sin necesidad de pactos.
Desde Moncloa aseguran que el PSOE "bloqueaba" las conversaciones. Quieren un gestor para aplicar los ajustes presupuestarios. La distancia con Alfredo Pérez Rubalcaba es cada vez mayor. A pesar de las turbulencias económicas, Rajoy no le llama para que acuda a despachar con él en público. No le perdona que no le haya apoyado en la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
En el Congreso Rajoy dijo que los resultados electorales eran buenos para aplicar sus decisiones pero admitió que eso "no garantiza el acierto". "La mayoría es un instrumento excelente para ejecutar las decisiones pero no es forzosamente el mejor para diseñarlas", dijo. Ahora parece haberlo desterrado y recuerda constantemente que las urnas le han legitimado para emprender las reformas que considere necesarias.
Lo que está por venir
En la recámara el IVA, el sueldo de los funcionarios, las prestaciones por desempleo... Desde el Gobierno dicen que "no hay intención" de tocar nada de eso. Pero la frase se repite mucho en los últimos tiempos y luego se olvida.