La idea surge después de que un establecimiento catalán no permitiera a una madre dar de comer a su bebé por tratarse de leche animal
La polémica en torno a los restaurantes veganos está de nuevo servida tras la denuncia de una madre a la que no le permitieron dar el biberón a su bebé en un establecimiento de Tarragona. Las redes sociales han estallado contra «El Vergel» tras el testimonio de esta mujer que dice haberse sentido «humillada» cuando uno de los camareros le avisó de que no estaba permitido entrar en el local con comida de origen animal. Las reacciones no se han hecho esperar y mientras muchos denuncian este tipo de iniciativas, otros muestran su apoyo y se unen a ellas.
Ese es el caso de Ariadna Múgica. Esta asturiana es la propietaria del «Puzzle bar», en Gijón. En la actualidad este es el único restaurante que ofrece únicamente comida para veganos, tras el cierre de «Beware of the cat» hace unos meses. Tras la polémica surgida en las redes, Ariadna muestra su total apoyo al dueño del «El Vergal» y asegura que se está replanteando llevar a cabo una iniciativa similar a la de este establecimiento catalán. «Conozco un montón de sitios donde hay colgados este tipo de carteles. Es lo mismo que si en una discoteca te dicen que no puedes entrar con zapatillas», afirma.
Para Ariadna, un restaurante vegetariano va más allá de servir comida y tiene tras de sí una ideología. Asegura que entrar en un establecimiento de estas características con un biberón de leche de vaca o potitos hechos con productos de origen animal es similar a si se acude con un abrigo de pieles. Como vegana defiende que no se utilice ningún producto que provenga de un animal y señala que aunque mucha gente no lo entienda, «consumir leche es mucho peor que comer carne, ya que estas vacas están enganchadas a una ordeñadora las 24 horas»,
A pesar de que nunca le ha ocurrido algo así, sí que recuerda una ocasión en la que un cliente metió en su local un filete de carne. Quizás esta sea también una de las razones por la que esta asturiana se plantea tomar una iniciativa así, a pesar de las críticas que le pueda suponer, porque como ella misma dice «todas las luchas son radicales».
Ariadna está al tanto de todo el revuelo que se ha montado en las redes sociales y reconoce que en cierta manera se está dañando la imagen que se tiene de este establecimiento, ya que mucho de lo que se ha dicho es «puro sensacionalismo». «Creo que la decisión que han tomado es la correcta. Tienen unos principios y los han llevado hasta el final. Nadie le está diciendo a la madre lo que tiene que darle a su bebé. Simplemente hay un cartel que pone que no está permitido darle un biberón de leche de vaca. Si a alguien no le gusta, que no entre », señala.
¿Por qué no aplica lo mismo para las clientas cuyo maquillaje ha sido testado en monos? Tanto que no les gusta nada de procedencia animal.