Todos los que conocemos China sabemos que allí es imposible que ocurra ahora mismo una revolución.Mirad lo que dice hoy un periódico al respecto:
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China quiere impedir contagio de sublevación en Medio Oriente y Africa
21 de febrero de 2011 • 06:50 Comentarios
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Reducir Normal Aumentar Imprimir Las históricas revueltas populares en el norte de Africa y Medio Oriente no se repetirán en China, donde también hay un partido único, corrupción y carestía de alimentos, o al menos no inmediatamente, afirmaron varios sinólogos y la prensa oficial el lunes.
El despliegue policial del domingo después del llamado lanzado en internet a manifestarse en 13 ciudades de China lo mostró claramente: el gobierno evitará toda rebelión.
El Partido Comunista aprendió la lección de las siete semanas de parálisis que terminaron en un baño de sangre cerca de la Plaza Tiananmen en junio de 1989, cuando el ejército disparó contra el pueblo.
Los gérmenes de la revuelta que estalló en los países árabes están presentes en China: un régimen que aplasta a la disidencia, corrupción, nepotismo, un creciente abismo entre ricos y pobres y un alza de los precios de los alimentos. Por otra parte, más de 500.000 millones de chinos están conectados a internet.
"Yo no creo que China sea el próximo dominó", afirma sin embargo Perry Link, de la Universidad de California.
"Si usted suma los sectores de la población que son víctimas de la intimidación, que fueron comprados, endoctrinados, que desearían rebelarse pero no están organizados, no queda gente suficiente para hacer un dominó", dijo a la AFP.
Para Daniel Bell, de la Universidad Tsinghua, no cabe duda de que en China existe "un deseo de mayor apertura, de libertad de expresión, de justicia, pero no el mismo deseo de revolución que en Medio Oriente".
Por otra parte, hay "oportunidades de movilidad social de las que carece Medio Oriente", agregó.
En China "no existe la misma situación", destacó Jean-Louis Rocca, también de la Universidad Tsinghua. "Aquí hay un fortísimo apoyo al régimen, aunque la gente no esté contenta. No existe una voluntad de cambiar de régimen", indicó.
En tres décadas de formidable crecimiento, el poder comunista sacó a cientos de millones de chinos de la pobreza y permitió el surgimiento de una clase media de varios cientos de millones más.
Y aunque persisten numerosas dificultades, "globalmente en China no hay un sentimiento de crisis profunda comparable a lo que sucedía con Mubarak o en Túnez", explicó este sociólogo, no hay "ni desesperación, ni la impresión de que no hay futuro".
Esto se aplica fundamentalmente a los jóvenes, a pesar de una tasa de desempleo elevada entre los graduados.
"Cuando las personas entran a la clase media, tienen tendencia a desear la estabilidad", afirmó Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad Bautista de Hong Kong.
"No se han reunido las condiciones para un enfrentamiento directo. Por ahora probablemente es prematuro", añadió.
Otra diferencia importante con Egipto, Túnez y Libia, es que el poder en China comunista no es ni personalizado ni dinástico.
"Hu Jintao no tiene ningún poder personal", pues quien dirige es el Buró Político, destacó Rocca.
En China, "el número uno cambia cada diez años", indicó Cabestan, y "no es una familia la que se enriquece".
La prensa oficial china se burló el lunes de que "unos exaltados" intentaran el domingo "imitar la Revolución de los Jazmines" de Túnez, e insistió en el hecho de que una revolución en China es simplemente "imposible".
"No hay voluntad colectiva a favor de una revolución en China", aseguró el diario Global Times, conocido por su nacionalismo.
El Diario del Pueblo, voz oficial del Partido Comunista Chino, pidió a los ciudadanos "madurez" y "cohesión social".
Algunos intelectuales "piensan que su misión es criticar. Esta visión es parcial y sirve incluso de excusa a elementos irresponsables", lamentó el diario.