Es la puta Italia, cómo no, la única que está impidiendo que la UE imponga castigos y sanciones a Gaddafi por sus violaciones de Derechos Humanos.Mirad esto:
Gaddafi usa la inmigración como moneda de cambio: frenan sanciones
ANÁLISIS
Fuente: Fernando Heller (dpa) | 21/02/2011 Bruselas, (dpa) - Los más de 200 muertos en Libia, en el curso de las últimas manifestaciones en pro de la democracia, no fueron suficientes para que hoy la Unión Europea (UE) condenara explícitamente a Libia y le impusiera duras sanciones por la represión de los movimientos de protesta.
Italia, antigua potencia colonial en el país norteafricano, logró frenar la imposición de castigos, como la prohibición de entrada a Europa de miembros del régimen "amigo" de Muammar el Gaddafi, como le describe el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
Sobre la larga mesa de los ministros de Exteriores de la UE reunidos en Bruselas había este lunes un documento con la palabra "chantaje" expresada de forma tácita, pero elocuente.
Gaddafi, quien cuando viaja a Europa se desplaza con su "jaima" (tienda típica bereber) y un séquito digno de un emperador, ha lanzado a Europa un reto amenazador.
Si los 27 expresan demasiadas simpatías con las revueltas populares en Libia, Gaddadi afirmó que no frenará la oleada de inmigrantes ilegales que buscan cada año, coincidiendo con la llegada del buen tiempo en tierras europeas, un futuro mejor en el Viejo Continente.
"Está excluido. La UE no puede dejarse chantajear", aseguraba el secretario de Estado alemán de Asuntos Europeos, Werner Hoyer. Libia, en efecto, es una especie de lanzadera natural en el flanco sur del Mediterráneo desde la cual escapan de la miseria miles de emigrantes en busca de mejores perspectivas de vida.
Así, Gaddafi, con la inestimable ayuda de su aliado en Roma, lograba, al menos de momento, que la UE mitigue o suavice el tono de sus comunicados de prensa, en los cuales se han hecho habituales verbos propios de una diplomacia moderada -y medida al milímetro- como "instar", "impulsar" o "facilitar".
Gaddafi tiene dos poderosos argumentos de "realpolitik" entre sus manos: además de ser una plataforma natural para que miles de potenciales inmigrantes norteafricanos den el salto a Europa, el país posee, según datos de la compañía británica BP el 3 por ciento de las reservas mundiales de crudo.
Frente al grupo de socios europeos que defendían hoy la intransigencia en materia de derechos humanos con Gaddafi, entre ellos el ministro francés para la UE, Laurent Wauquiez, otros como Italia, antigua potencia colonizadora en Libia, frenaba toda acción punitiva contra el país.
"No deberíamos dar la impresión equivocada de que queremos interferir, o que queremos exportar nuestro (modelo) de democracia: tenemos que ayudar, tenemos que apoyar la reconciliación pacífica", aseguraba el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini.
Y es que, como el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, suele decir, Gaddafi, el "colonnello", el coronel, en tono amistoso, es un "amigo de Italia", además de un amigo personal del "Cavaliere".
Desde hace años existen múltiples acuerdos económicos y comerciales entre Roma y Libia, un territorio rico en petróleo, vinculado con la península italiana ya desde el imperio romano, cuando Libia era una provincia sometida.
Pero, al mismo tiempo, Frattini advertía del riesgo de implosión islamista radical en el país africano, en caso de que el régimen (de facto) de Gaddafi, caiga en manos del pueblo, como sucedió antes con Túnez o Egipto. "¿Puede imaginarse tener un Emirato Islámico en las fronteras de Europa?", se preguntó.
Mientras Italia bloqueaba cualquier iniciativa que pudiera "molestar" a Gaddafi, otros, como el ministro finlandés de Exteriores, Alexander Stubb, no tenían reparos en dejar a un lado el lenguaje diplomático.
"¿Cómo podemos contemplar lo que está pasando en Libia, con casi 300 muertos (a manos de la represión policial), y no hablar de sanciones, por ejemplo, como la prohibición de viajes a Europa de miembros del régimen", comentó.
Su homólogo de Luxemburgo, Jean Asselborn, también se manifestó de manera enérgica. "No es posible que cooperemos con un régimen que mata a sus propios ciudadanos", aseguraba.
En realidad, el frente contrario a las sanciones, aunque aglutinado por Italia, estuvo también integrado por Malta y Chipre.
"Italia, Malta y Chipre", según declaró un diplomático a dpa bloquearon cualquier referencia a posibles sanciones contra Libia "porque temen verse inundados por emigrantes provenientes del país africano si Gaddafi cumple su amenaza".
"No es nuestra misión tumbar al líder de Libia. La obligación de la cúpula dirigente libia es escuchar a su pueblo. Y para ser muy honesto, escuchar al pueblo no tiene nada que ver con dispararle un tiro", concluyó Asselborn.
Fuente: http://www.elpais.cr/articulos.php?id=41585