Que el consumo de carne descontrolado en este país y otros del primer mundo es un problema derivado además del problema en la industria y sus métodos así como el procesamiento de la carne es una realidad desde hace tiempo. Es curioso porque el debate que se generará a raíz de algo tan complejo es el: hazte vegano; o el: si no te gusta la carne no la consumas. Y la cruda realidad es que el gran problema está muy lejos de un debate en el que se guía el consumo por la ética del que lo ejerce, el consumo en estas proporciones en sí mismo es un problema y cargamos con él los no veganos, los veganos, los vegetarianos, los carnívoros... todo dios.
Hasta que no nos demos cuenta que en nuestra mano y en nuestro consumo está la opción de cambiar todo esto, la cosa seguirá igual. Pero no se puede demandar calidad, no se puede cribar el consumo de alimentos, cuando la realidad económica del país está lejos de poder permitirse tales cuestiones.
El peor problema, de momento, es ni ser consciente.
Pd.: Estaría fetén que el debate que se generase aquí fuese al rededor de la sociedad de consumo en general y sobre la voraz industria cárnica en particular y no sobre si el tú comes carne y yo como flores y polladas del estilo. Pero no creo que ocurra de la manera que a mí me gustaría. Y seguir centrando el debate en esas cuestiones es estar muy alejado del asunto.