La Fiscalía ha apreciado las atenuantes de confesión y reparación del daño, pero la drástica rebaja parece más bien disolución de la pena.
La Fiscalía y la acusación particular han rebajado de 42 a 6 años la pena para un cura pederasta que ha reconocido los hechos en la recta final del juicio celebrado en la Audiencia de Palma. El sacerdote ha admitido las acusaciones: violó en diez ocasiones a la niña, la obligó una veintena de veces a practicarle felaciones, la sometió a continuados tocamientos... La niña tenía entonces 10 años.
La Fiscalía ha apreciado las atenuantes de confesión y reparación del daño, pero la drástica rebaja parece más bien disolución de la pena. Seguramente se nos escapa algo, pero la confesión en el último minuto no parece compensar su criminal silencio durante 19 años. Y los años finalmente solicitados no soportan la división con el número de delitos practicados sobre la niña. Ya sabíamos que los caminos del Señor son inescrutables. Pero los de la justicia, a veces, también lo parecen.
Es una opinión periodística, la noticia original no debe andar muy lejos, pero entre esta noticia y la de la paliza al hombre por defender a una niña de 7 años de violación, lanzo la pregunta:
Debería el código penal castigar con mayor severidad a los pederastas? Debería la fiscalía tener un código legal en el que basar sus apariciones y actuaciones? Deberían los casos de pederastia por parte de integrantes de la iglesia ser juzgados independientemente de la influencia del ente religioso y del "reparo" que hayan podido realizar?