Hace unos dias me encontré esta noticia, una pareja muere en un acantilado tras intentar hacerse un selfie, donde sus hijos estaban delante de ellos contemplando la escena.
¿A donde vamos a llegar con esta gilipoyez?
Michal y Hania se acercaron tanto al precipicio para hacerse una foto que acabó en tragedia
En la última fotografía de las muchísimas que hizo en su vida Michal Mackowiak se ve un fondo borroso de cielo azul. Donde debía aparecer su rostro sonriente junto al de su bella mujer Hania contra el hermoso acantilado de Cabo da Roca, en Sintra, Portugal, no hay nada más que el vacío. El matrimonio disfrutaba de un día en familia con sus dos hijos y ansiosos por hacerse un selfie espectacular en uno de los lugares más visitados y bellos del país vecino, los Macko-wiak llevaron por una vez su pasión demasiado lejos. No sólo traspasaron las barreras de seguridad -como siguieron haciendo al día siguiente otros turistas- sino que se colocaron al borde mismo del abismo y se precipitaron al vacío en cuestión de milésimas de segundo mientras hacían esa última foto. Eran las 18.46 de la tarde en Sintra y el mar rugía enfurecido, un detalle que quizá quiso captar con su móvil el avezado Michal.
Para mayor tragedia, Michal disparó su última foto delante de sus hijos, Leo (6 años) y Sophie (5), dos querubines que asistieron a la escena más monstruosa que se pueda imaginar. Sus gritos alertaron a unos turistas españoles que pasaban por allí, quienes a su vez avisaron a la policía. Eran las 18.48 cuando se dio la voz de alarma el sábado pasado y, aunque se desplegaron todos los medios al alcance, los cuerpos no fueron encontrados en el Océano hasta la mañana siguiente debido al mal tiempo.
«Como fotógrafo no soy un espectador pasivo sino un cazador activo en busca de la mejor perspectiva, un fenómeno oculto o un detalle raro», explicaba Michal el año pasado con motivo de una exposición en Polonia de sus fotos de Portugal. En Cabo da Roca, un lugar que había fotografiado mil veces y del que decía en su web que es «donde la tierra acaba y el mar comienza», Michal Mackowiak, de 32 años y hombre de éxito, dio el único paso en falso de su vida desde una altura de 140 metros destruyendo para siempre la fotografía de su familia.
La dramática desaparición de este matrimonio al que todos aquellos que conocían definen como «perfecto» ha puesto una nota fúnebre, aunque no la única, a una moda, la de hacerse selfies, omnipresente desde hace algunos meses. Desde presidentes del Gobierno pasando por estrellas de Hollywood hasta llegar a nuestros amigos, vecinos y colegas y muy probablemente nosotros mismos, son como una plaga bíblica. Una obsesión contemporánea más o menos irritante que puede llegar a ser letal.
Fuente:
http://www.elmundo.es/cronica/2014/08/17/53ef1204e2704e16428b456c.html?cid=SIN12201