El New York Times ha publicado una extensa investigación de las relaciones del separatismo catalán con la mafia rusa y con los servicios de inteligencia y altos cargos de Putin, con el fin de recabar apoyos, financiación y estrategias de desestabilización para conseguir la indapandansia.
Están involucrados Josep Lluís Alay, jefe de la oficina de Puigdemont y el abogado Gonzalo Boye.
Josep Lluís Alay, el jefe de la Oficina de ex presidente de Carles Puigdemont, viajó a Rusia en primavera de 2019 para seguir explorando el apoyo ruso a la causa secesionista. Así lo revela un informe de inteligencia hecho público este viernes por The New York Times. La justicia española ya investiga las conexiones del independentismo con Rusia
Según la investigación publicada por The New York Times el propio Alay habría confirmado los viajes a Rusia, pero niega que buscara apoyo de los servicios secretos rusos. La mano derecha de Puigdemont visitó Moscú poco antes de que empezara el juicio oral a los líderes del procés en el Tribunal Supremo, y repitió la visita tres meses después.
No se ha podido acreditar qué ayuda recibió Alay entonces, pero pocos meses después se ponía en marcha el movimiento Tsunami Democràtic, que llegó a bloquear el Aeropuerto de El Prat y la AP-7 en la Jonquera. Informes de la Guardia Civil relacionan a Alay con la creación de Tsunami, a la que también se ha ligado a Xavier Vendrell, otro de los involucrados por la Guardia Civil en la «trama rusa» del procés. Alay niega su implicación.
la propia Oficina de Puigdemont ha emitido este viernes un comunicado en el que asegura que las informaciones sobre Alay «están llenas de falsedades, incongruencias e intoxicaciones» con el objetivo de «criminalizar y desprestigiar al independentismo». Aseguran que la revelación de conversaciones privadas «que no tienen que ver con la comisión de ningún delito, es un instrumento más de la guerra sucia del Estado contra Cataluña».
En el comunicado defienden que todas las actividades de la Oficina, de su Alay o de Boye «son perfectamente legales y tienen como objetivo contribuir a la resolución democrática del conflicto político».
en todos los viajes que Alay realizó, tuvo como acompañante a Dmitrenko, un empresario ruso de 33 años cuya mujer es catalana y que además, tal y como detalla la información publicada por el NY Times, “realiza distintas labores” para líderes del crimen organizado ruso.
a primeros de 2020, el informe publicado por The New York Times detalla que fue el abogado Gonzalo Boye quien viajó a Moscú para reunirse con Vasily Khristoforov, un veterano del crimen organizado ruso con causas pendientes en varios países europeos, entre ellos España. Según el informe, en el encuentro el abogado de Puigdemont quería tantear la posibilidad de obtener financiación para la causa independentista. El letrado, sin embargo, ha negado este extremo y señala que solo se reunió con Khristoforov para discutir detalles de sus causas pendientes en España.