El otro día estaba pensando que si yo fuera dictador, implementaría alguna política antinatalista, consistiría en que para tener hijos es necesario cumplir ciertos requerimientos. Disponer de un inmueble extra por hijo, antes de que este nazca, tener un salario mínimo que garantice todas las comodidades para el crio, y abonar un seguro de vida o desempleo por si acaso luego de procrear, el padre muere o pierde el trabajo. Esto garantizaría, no la felicidad, pero si una posibilidad económica para el futuro del pibe.
Con esta política la natalidad descendería mucho y solo las familias ricas tendrían hijos y al pasar los años la clase pobre dejaría de existir. Eso fue lo primero que pensé pero enseguida me di cuenta del error. Luego de que descienda la natalidad de los pobres y la natalidad en general, la población comenzaría a ser conformada por ancianos cada vez más y todo el capital generado en el país se tendría que usar para mantener a los viejos. Ese era el problema 1. Pero el mayor inconveniente no era ese, sino que al estar toda la población conformada por ricos, habría un montón de tareas que no serían obradas por nadie, es decir, ¿Quién estaría dispuesto a ser repositor de supermeecado si fueran todos ricos? ¿Quién sería técnico de servicios de internet si fuera millonario? ¿Quien vendría a mi casa a limpiarme el baño? Nadie.
Me di cuenta de que la vida como la conocemos hoy en día funciona así gracias a la existencia de gente pobre, de no haber pobres en el mundo, todo sería totalmente distinto, no mejor, no peor, distinto.
Tal vez la erradicación de la pobreza solo sea posible en un futuro donde las máquinas puedan llevar a cabo las tareas que ahora realizan los pobres.
Ya se que me faltan un montón de puntos a tener en cuenta, pero solo quería armar forobardo. Mátense.