Leí hace poco una historia que narró un japonés sobre como casi se suicida por estrés laboral.
Hace mucho tiempo, aunque nunca había pensado que querría suicidarme, casi lo hice.
En ese momento, yo hacía 90-100 horas extras cada mes (que era mucho menos de lo que hacían algunas de las otras personas que trabajaban en mi empresa). Cada noche, tenía que correr hacia la estación y tomar con las justas el último metro a casa.
Nunca había pensado que quería morir, pero, mientras estaba esperando en el andén, sin nadie más alrededor, algo de repente me ocurrió.
Ahora mismo, si doy un pequeño paso adelante, no voy a tener que ir a trabajar mañana.
Un paso. Solo un paso. Eso es todo lo que va a tomar.
¿Entonces no voy a tener que ir a trabajar mañana? ¡Guau!
Parecía una idea tan maravillosa.
Un paso. Con solo un paso…
Resto aquí
La verdad es que lo lees conociendo como es la sociedad japonesa, y tela...
(100 horas extras cada mes...)
Luego te pones a ver relatos de adolescentes, y descubres que su creencia en el honor que tan idealizada teneis algunos aquí no es más que una fabrica de depresión.
Madres que no dejan a su hijo hacer nada, salvo estudiar, para aparentar tener un hijo modelo, mujeres que no comunican nada acerca de maltratos o infidelidad (ni siquiera divorcios) por el que dirán, personas en la pobreza gastando y endeudandose solo para que "el honor familiar" no se vea mancillado...
He leído cada cosa que tela. Es una de las últimas sociedades donde querría vivir.