#182
Cuando la necesidad de supervivencia está cubierta se puede pasar página a eso. En España tenemos recursos para garantizar la supervivencia.
Cuando sobrevivir está garantizado comienza la lucha por vivir todavía mejor.
Esas son luchas de ciertos individuos, que por desgracia y como está montado el sistema son los que tienen posibilidades de acabar teniendo puestos de decisión política y económica. En mi ambiente la gente busca otras cosas, no luchan suciamente contra nadie para tener mejor posición.
Esas son las luchas de todo el mundo, desde Paco el camarero a Borja Mari que ha heredado el negocio de papá. Procurarte el quedar tú bien y criticar por la espalda a los compañeros, hacer méritos ante el jefe, hacerte colewi del encargado, etc. El pan nuestro de cada día desde que éramos monos.
Estas actitudes forman parte de la lucha por el interés propio. Y los discapacitados siempre van a estar entre los más débiles y vulnerables dentro de la competición que supone vivir. Yo veo criminal que teniendo los medios para evitar que nazcan persones con enfermedades genéticas tan limitantes, se defienda lo contrario. Que sí, que vengan. Que son como cualquier otro. Pues mira, lamentablemente no. Y ellos también sufren. Pero eh, la ideología por delante, el sufrimiento ajeno es secundario.
Pues claro, hay cosas que un síndrome de down no puede hacer, igual que un tipo de 1,40 no va a jugar en la selección española de baloncesto ni va a ser bombero ni policía ¿Debemos tratarle de manera diferente por ello?
Hay cosas que no pueden hacer, como por ejemplo ser autosuficientes, que es lo más elemental y para corregirlo hay que invertir muchos recursos en enseñarlos y ayudarlos a serlo un mínimo, cruzando los dedos además para que lo sean con decencia y no lleven una existencia penosa.
Probablemente tú mismo tampoco elegirías un SD para designarlo como encargado o responsable de cualquier tarea medio importante en un negocio tuyo. Ni para liderar a personas "normales". Así que me parece muy hipócrita faltar a los que nos limitamos a señalar la realidad y criticar que nadie confía en ellos.
Me atrevo a decir que nadie se ha alegrado al mirar a su recién nacido y verle los rasgos característicos. No blanqueéis la realidad.