#1 El ataque de pulso electromagnético de gran altitud, ataque HEMP o Bomba del Arco Iris es un tipo de ataque de pulso electromagnético masivo ejecutado mediante la detonación de un arma nuclear a gran altitud, lejos de la atmósfera terrestre. Sería capaz de cubrir un continente entero, causando un completo caos civil y militar en el área alcanzada por privación de los servicios esenciales (electricidad, agua potable, distribución alimentaria, comunicaciones, etc) durante un periodo de tiempo indefinido. Se considera que un ataque de estas características constituiría el compás de apertura de la guerra nuclear, pues sus efectos instantáneos dificultarían o paralizarían cualquier tipo de defensa contra el inminente ataque. Aunque no fuera así, una sola "bomba del Arco Iris" desarticularía completamente las infraestructuras vitales de cualquier nación moderna, provocando el despoblamiento de las grandes ciudades y un número enorme de víctimas por hambre, epidemias, aniquilación económica y desestructuración social. Es dudoso que ningún país lograra sobrevivir a semejante situación como entidad social organizada.
No se conoce ninguna defensa eficaz contra este tipo de ataque, para cuya ejecución sólo se requiere una bomba termonuclear de potencia intermedia (en el rango del megatón) y un cohete capaz de elevarla a unos 300-500 km sobre el área objetivo mediante un tiro balístico de alto ángulo parcialmente orbital o suborbital. Es posible proteger instalaciones o vehículos individuales contra el mismo mediante el uso de técnicas específicas muy delicadas, pero no una nación completa.
Los seres vivos y los objetos no eléctricos son inmunes al ataque HEMP de manera directa, pero indirectamente les resulta fatal. El daño causado es resultante de la sinergia negativa acumulada por el fallo simultáneo de millones de equipos sin posibilidad de repararlos o sustituirlos en un plazo de tiempo breve, puesto que los repuestos, vehículos, instrumentos, etc, necesarios para la reparación se hallarían igualmente averiados. Los sistemas digitales modernos son especialmente sensibles a este tipo de ataque. Según un estudio de la IEEE, la mayoría de componentes electrónicos actuales fallan en presencia de pulsos electromagnéticos de 1.000 voltios/metro, y resultan destruidos en torno a los 4.000 voltios/metro. Un ataque de pulso electromagnético de gran altitud induce en torno a 50.000 voltios/metro, por encima de doce veces más.
Las protecciones pararrayos no son eficaces tampoco contra este tipo de ataque, pues la forma de onda del pulso inducido por un rayo y el causado por una bomba HEMP son muy diferentes. El pulso inducido por el rayo tiene mucha mayor longitud de onda, por lo que el pulso HEMP las atraviesa antes de que éstas reaccionen.
Este efecto se observó por primera vez, de manera accidental, durante las pruebas norteamericanas Starfish Prime de 1962. Desde entonces, todas las potencias nucleares de primer orden han incorporado a su arsenal armas capaces de producirlo. Rusia, en particular, dispone de al menos un regimiento misilístico completo para la ejecución de esta clase de ataques, además de un cierto número adicional de armas de este tipo desplegadas en sus submarinos de tipo SLBM.
Es por su capacidad para generar pequeñas auroras, debida a la enorme ionización inducida en las capas altas de la atmósfera, que este tipo de arma recibe el poético nombre de bomba del Arco Iris.
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