Hoy por hoy el uso de los animales de experimentación es imprescindible para el desarrollo de las ciencias biomédicas. Y esto es así porque la sociedad requiere respuestas a problemas sanitarios, de ciencia básica, de control alimentario, de control de la toxicidad ambiental o necesidades en docencia, que serían imposibles de contestar si no contásemos con los animales de experimentación. Sé que esta respuesta puede resultar polémica o insatisfactoria para personas que no aceptan el uso de animales en alimentación o en ninguna clase de experimentación. Yo no estoy de acuerdo con el uso de animales en pruebas superfluas, como pueden ser muchas de los que se realizan en la industria cosmética, pero más allá de entrar en debates de ese tipo voy a tratar de explicar brevemente por qué en estos momentos los animales de laboratorio son indispensables para la ciencia.
Todos los investigadores conocen el valor de los animales y por ello desde que en los años 1940 apareciera la especialidad de la “Ciencia de animales de experimentación” y a finales de los años 1950 Russell y Burch establecieran el “principio de las 3R” se ha desarrollado todo un sistema de protección animal con dos propiedades: legislar para asegurar el mejor trato posible al animal de experimentación y confeccionar protocolos experimentales homologables que minimicen al máximo el uso de animales.
¿Qué dice el principio de las 3R?
Estos principios enunciados por Russell y Burch en 1959 en su obra “The principle of humane experimental technique” son la Reducción, el Reemplazamiento y el Refinamiento.
La Reducción nos habla de utilizar el número menor posible de animales en cada ensayo, manteniendo el número en el estrictamente necesario para que los resultados sean estadísticamente significativos.
El Reemplazamiento nos dice que, siempre que sea posible, se sustituirá el animal de experimentación por otro modelo, y éste sólo se usará cuando el avance esperado sea lo suficientemente importante para justificar su uso. Antes de emplear un animal se contemplará la posibilidad de utilizar sistemas “in vitro”, modelos informáticos, cultivos celulares, etc. Sin embargo estos modelos son aproximaciones muy limitadas que no aseguran, por ejemplo, el comportamiento de determinadas sustancias en el organismo, tal y como se exigen en la farmacodinámica y la farmacocinética de un compuesto.
El Refinamiento hace referencia a un estudio crítico de los procedimientos a emplear para asegurar (1) que se precisa el uso de animales y que no existe ningún otro método alternativo para hacer el ensayo, (2) que se siguen todos los preceptos recogidos en la legislación de bioética, evitando el estrés animal, aplicando analgesia cuando sea necesario y utilizando mecanismos de eutanasia aprobados por las leyes vigentes, (3) que se emplean los protocolos adecuados para evitar tener que repetir el experimento (lo que conllevaría el uso de más animales) y (4) que se empleen protocolos que permitan obtener resultados homologables en diferentes regiones y países, para no obligar a repetir ensayos en otros lugares por motivos de estandarización de resultados.
¿Qué consecuencias han tenido estos principios?
Muchas. Han sido el punto de partida hacia el desarrollo de una fuerte legislación que establece controles para asegurar que sólo se emplean animales cuando no se encuentra un elemento sustitutivo. Además, trata de verificar que los animales viven en ambientes que les provocan el menor estrés posible, que la manipulación de los animales en los laboratorios sólo es efectuada por personal cualificado y entrenado en reconocimiento del sufrimiento animal, además de obligar a disponer de un experto en salud animal capaz de instruir en los procedimientos y llevar a cabo las eutanasias cuando éstas sean obligatorias. Toda esta normativa se ha incorporado a los comités de bioética que examinan cada uno de los proyectos de investigación que se solicitan. Solamente se aprobarán aquellos que cuenten con el visto bueno de dicho comité.
¿Cuál es entonces el verdadero valor del animal de laboratorio?
Muy elevado, y como tal tiene que ser reconocido. Es un elemento imprescindible del ensayo que tiene que estar perfectamente controlado; y a la vez es un ser vivo, y como tal ha de ser tratado: se ha de asegurar su origen y conocer su pedigrí, solamente se podrá hacer ensayos con animales criados específicamente para ellos (no son válidos los animales silvestres, ni las mascotas abandonadas –aunque éstas procedan de centros donde serán sacrificadas-, es necesario conocer su linaje para poder estandarizar los resultados con los de otros laboratorios, se buscará al máximo su confort y se evitarán sufrimientos innecesarios.
¿Qué animales son los más utilizados en los laboratorios?
Aproximadamente, el 60% de los experimentos se realizan con ratones y un 30% con ratas. Los conejos, y roedores como los hamster, los gerbos o los cobayas representan otro 7%, mientras que el resto de animales empleados son vertebrados de todo tipo como los perros, gatos, caballos, vacas, cabras, ovejas, peces, anfibios, etc. También se emplean invertebrados como los gusanos o las moscas, pero los únicos invertebrados que son reconocidos en las normas de bioéticas son los cefalópodos. Los primates no humanos se emplean cada vez menos, y los requisitos que se exigen para su uso son extremadamente estrictos.
Si hoy por hoy los animales de experimentación son indespensables, ¿llegará el día en que puedan ser sustituidos?
Es lo que se intentar y para lo que se trabaja, pero de momento no es posible sustituirlos. Los sistemas de cultivos celulares sólo informan de una forma parcial, los modelos informáticos son altamente imprecisos porque faltan muchos datos bioquímicos por conocer. Por todo ello, para poder conocer como se metaboliza una determinada sustancia, se requiere un organismo completo. Por ejemplo, cuando se descubre un nuevo antibiótico, los experimentos “in vitro” nos pueden demostrar su efectividad sobre un determinado patógeno. Pero para saber cuál es su absorción, su toxicidad, su metabolismo y su excreción del primero se prueba en un animal modelo en ensayos que contesten esas preguntas. Sólo entonces, si todo funciona según lo previsto pasa a la siguiente fase, en la que se administra a voluntarios humanos.
Por todo ello, cuando toméis una medicina a una dosis determinada agradeced a los animales que han permitido que dicho compuesto esté a nuestra disposición.
http://cnho.wordpress.com/2011/10/24/%C2%BFson-imprescindibles-los-animales-de-experimentacion/
Estoy completamente de acuerdo con este artículo.