Cuando tenía diez años fui al dentista. Han pasado 16. Mi novia me pidió cita en una clínica privada. Hoy he ido y tras una radiografía, una comedera de oreja insoportable y una revisión por una doctora que parece sacada de una novela del pestilente Gabo, me ha salido a devolver: tengo 13 caries. Caries de uno y otro tipo pero vienen a ser unos 600 pavos. Y yo como he vivido una vida anacrónica y bohemia he sentido caer el peso del mundo sobre mí, ¿por qué virgen de Guadalupe has consentido que me acaezca esto a mi?
Soy pobre. Soy tan pobre que para ir al dentista mi novia me tuvo que dejar dinero para el bus. Sé que en el medio plazo no podré afrontar el pago y por lo tanto seguiré cultivando caries.
He llegado a casa y me he puesto a bailar como Zorba el griego y a cantar como un Cosaco ebrio porque no tengo como arreglarme la dentadura y eso ha anegado de tristeza mi órgano de la melancolía. Tambien quieren quitarme 2 cordales que están fuera del valladar ( los superiores) La asistenta de la doctora me preguntaba una y otra vez: ¿no te duele, no te ha dolido? Y yo con la mano en el paquete, recostado en la cama espacial, le decía: ¿dolor, qué es tal cosa?
Pues eso, en breves mi novia vendrá a comer ( una modesta lasagna muy triste) y le diré que tengo doce más una caries y que la vida, al parecer, no me sonreirá aún.
¿Cómo podéis ayudarme?
Con información odontología que me haga ver que no es para tanto o con un paquete de First world problems que me haga relativizar lo que a mi boca le pasa y mandarme a mi mismo a la mierda.
Dentro de poco todos estaremos muertos.
Parafraseando a E.M Cioran: No importa el porvenir, lo que debe "acojonarnos" (sic) es el final.