Fue con 4 años un día del invierno en Panticosa, jugando en el jardín. Hasta que me desmaye, mi abuela me encontró en el suelo un rato y se asusto. Me llevo al cuarto y resulta que tenia muchísima fiebre (aun recuerdo esa fiebre, la peor que haya tenido) empece a oír menos, creía que llevaba tapones o algo así.
Mi padre me llevo a toda hostia a Zaragoza al medico y yo estaba inconsciente. Un día me levante y veía a mi madre llorando le pregunte:
-¿Por qué lloras, mami?
me doy cuenta que no oigo
¿por qué no oigo nada?
Y me dijo que ya no iba a poder oír nunca mas con normalidad. No era consciente de la situación y de la perdida. Pero solo quería salir de hospital y disfrutar de las vacaciones. Resulta que era la meningitis lo que provoco la perdida de audición, pudo ser peor.
Luego me mude a madrid con audífonos para aprender a hablar, pues tenia memoria auditiva y era aprovechable. Con el paso de los años hasta los 13-14 me implantaron el implante coclear y el rendimiento subió rápido, mejor de lo que se esperada. Uno de los mejores casos de España.
Aun tengo la esperanza de recuperar el resto de audición, con terapia génica de células madres en el caracol. Hasta entonces tendré que llevar esta carga, la cual ni elegí.