"No puedo más. Estoy harta de la vida debido a mi tremenda enfermedad. Ya no me quedan fuerzas para luchar contra este sufrimiento. Merezco una vida mejor y más agradable y por eso he perdido la voluntad y el sentido de vivir aunque tenga todo vuestro apoyo y amor. No estoy preparada para esta vida de sufrimiento. No quiero que lo lamentéis demasiado y sólo os pido que hagáis cosas interesantes. Me voy sin tristeza. Gracias por todo".
Éste es un extracto de la emotiva carta póstuma de la israelí Keren Shtalrid, de 33 años, que vivía, o mejor dicho, sufría en la pastoral localidad de Nir, cerca de Ashkelón. Cuatro años, ocho operaciones y un cáncer terminal acabaron con la dramática decisión de su padre y prestigioso doctor, Mordejai Shtalrid, de 66 años. Tras planearlo juntos, éste entró por la noche en su cuarto, inyectó una sustancia letal y tras comprobar que su hija había hecho realidad su deseo, se suicidó ahorcándose.
Sarah, esposa del doctor y madre de Keren, era ajena al trágico plan y encontró los cadáveres al despertarse en la mañana del viernes.
"Estamos destrozados. Entendemos que Keren, que tenía la mente en perfectas condiciones, decidiera poner fin a su sufrimiento. Es su derecho, pero debía ser hecho de forma ordenada, y no así, con su padre muerto", explica con tristeza un familiar a ELMUNDO.es.
El doctor Shtalrid también dejó a su familia una carta en la que revelaba: "Keren había pedido constantemente morir". "No podía más viéndola sufrir tanto", escribió el padre, que era conocido en el Hospital Kaplan por su máxima entrega a los pacientes. "Nunca se rendía y su identificación con los enfermos era total", explica su compañero y amigo, el doctor Lev Shvidel.
Debate sobre la eutanasia
Partidarios y contrarios a la eutanasia en Israel han renovado la discusión sobre la legislación existente y sobre todo los dilemas personales, médicos, éticos e incluso religiosos.
Pese a los intentos parlamentarios de los últimos años, la eutanasia continúa siendo delito. Un total de 25 pacientes terminales han viajado a Suiza para llevar a cabo el suicidio asistido. Entre ellos, el famoso periodista, Adi Talmor, afectado por un cáncer de pulmón irreversible hace año y medio.
Una ley de la Knesset (Parlamento israelí) aprobada en el año 2005 permite al paciente terminal (menos de seis meses de vida) no continuar con los tratamientos médicos para alargar su vida. La petición y voluntad deben ser del paciente y no de la familia. Si no puede decidir por sí mismo, alguien autorizado tiene la potestad de autorizar la medida.
Se trata de casos muy concretos. La gran mayoría no tiene aún una respuesta legal. En los últimos años, se han presentado cerca de 4.000 solicitudes en Israel pidiendo no continuar el tratamiento médico en caso de una enfermedad terminal. Sólo la mitad ha sido aprobada hasta la fecha, en parte por la lentitud burocrática del delicado y complejo proceso.