En días de debate por el caso Cuevana en Argentina, de peligro inminente por SOPA y PROTECT-IP en los EE. UU., de la casi aprobación de la Ley Sinde, sucede que el gobierno suizo le pone el ejemplo al mundo: descargar películas y música es completamente legal, es más, la industria no debería quejarse al respecto.
En Suiza una de cada tres personas mayores de 15 años descarga música, juegos, películas y demás de forma no autorizada. Además la mayoría de ellos desconoce qué ofertas son legalmente permitidas y cuáles no. Por supuesto, la industria hizo saber sus quejas al respecto. Pero a diferencia de otros gobiernos, el de Suiza puso en primer lugar a sus ciudadanos. Así que antes de acusar a nadie, llevó a cabo un estudio (Uso no autorizado de obras en Internet) para determinar si la ley tiene que ser cambiada como los lobbys de la industria desean.
«Los productores [la industria] se quejaron de que vieron declinar sus ingresos. El Senado estuvo preocupado [sobre qué medidas aplicar], porque eso llevaría a una crisis en la creatividad y la cultura en Suiza... El estudio retrata la situación actual».
Como ya podrás imaginar, estimado lector, las conclusiones del estudio fueron desfavorables para la industria. El gobierno suizo concluyó que el gasto invertido en el consumo de cine, música, juegos, etc., se mantuvo constante. Si bien la gente dejó de gastar en ciertos recursos, lo reinvirtió en la misma industria a través de conciertos, asistencia al cine y productos de la mercadotecnia (souvenirs). Por lo tanto, la ley de copyright no tiene que cambiar, y, agrega el estudio, que las compañías productoras «tienen que adaptarse a la conducta cambiante de los consumidores. En este sentido, el temor a que el desarrollo [tecnológico] pudiera impactar la producción cultural no tiene fundamento».
Mientras que en España el gobierno se pelea internamente para sacar adelante la ley Sinde, en Suiza han dicho que las descargas de material protegido por derechos de autor son legales siempre que no exista ánimo de lucro, lo que dictan los jueces de nuestro país pero que tanto les cuesta entender a nuestros políticos. La industria debería adaptarse. (Y todos sabemos que no lo va a hacer).