Ni cenitas con velas, ni lencería fina, ni litros de Agua Brava: lo que de verdad mantiene el erotismo en alza dentro del matrimonio es la aplicación a las tareas domésticas. Quien recoge más calcetines sucios del suelo y pasa más la aspiradora tiene más posibilidades de culminar una velada romántica con éxito. Lo dice The Wall Street Journal.
Esta joya histórica de la información financiera, actualmente integrada en el imperio periodístico de Rupert Murdoch, «sorprendía» este miércoles a sus lectores con la fabulosa revelación, basada en varios informes –uno de ellos realizado sobre una muestra de 6.877 parejas casadas, y publicado online en el Journal of Family Issues-, de que las labores del hogar tienen carga erótica.
Lo cierto es que nadie se extraña demasiado de que muchas esposas digan eso. Sobre todo desde el advenimiento de la doble y triple jornada laboral femenina (ama de casa/madre/profesional liberal), las mujeres viven en un sinvivir de stress que las hace más receptivas a los encantos de un hombre con solidaridad doméstica. Entonces, actividades que en teoría deberían ser lo más antiafrodisíaco del mundo pueden llegar a revestirse de un gran morbo. Ya lo dice el chiste: pornografía para un hombre es una mujer desnuda, para una mujer es un hombre desnudo...fregando los cacharros (y si los friega bien, da igual que esté vestido).
Números cantan: las responsabilidades laborales de la mujer fuera del hogar cada vez son más equiparables a las del hombre, pero eso no la exime de seguir siendo la que lleva el peso de la casa. El estudio que cita WSJ concluye que a estas alturas las esposas dedican una media de 41,8 horas semanales a tareas domésticas. La media de lo que dedican sus maridos son 23,4 horas semanales.
Se comprende entonces que los más cumplidores sean los que reciban muestras de afecto más tórridas. Pero quizás la innovación más sobresaliente del estudio es que el fenómeno es más unisex de lo que parece. A los maridos también les «pone» que sus esposas sean hacendosas. Las mujeres que más trabajan en la casa también obtienen una gratificación sexual más alta.
Mejor cuando los dos se implican
Las cifras son particularmente optimistas cuando son los dos miembros de la pareja los que se implican en el hogar. Los que friegan, cocinan y ponen la mesa en santa compaña. Esos son los casos en que el voltaje erótico alcanza cotas más altas y más estables. Y además son conscientes de ello: si se les pregunta, tanto maridos como mujeres sitúan la entrega doméstica en el tercer lugar de las razones del éxito de su matrimonio, sólo por detrás de la fidelidad y de una relación sexual satisfactoria.
Y lo más curioso es que la toma de conciencia de la importancia de lo doméstico crece en progresión geométrica: en otro estudio realizado en los años 90 sólo un 47 por ciento de los encuestados destacaban este dato. A día de hoy ya lo destacan el 72 por ciento.
Hay quien pide no caer en la típica «americanada» de hacer sensacionales informes de Perogrullo que además enmascaren lo obvio. Por ejemplo: que cuando una pareja colabora felizmente en algo tan árido como las tareas del hogar, ¿cómo no va a colaborar felizmente en ámbitos mucho más agradables? La causa podría ser el efecto y viceversa.
De todos modos, los autores del estudio concluyen que compartir las tareas de la casa incide en el núcleo duro del matrimonio, porque es una renovación cotidiana de la voluntad de compromiso y del espíritu de equipo. Y eso, claro, es mano de santo para entenderse en la cama...más que muchas atracciones fatales de gente que en su vida ha empuñado un mocho.
RPV: Nada de buitrear en un foro sentados delante del ordenador, lo que las pone a 100 es fregar la casa.