Las estaciones derraman su ruina mientras pasan,, Pues en la primavera los narcisos alzan sus rostros, Hasta que las rosas florecen en ígneas llamas;, Y en el otoño brotan las violetas púrpuras, Cuando el frágil azafrán suscita la nieve invernal,, Pero los decrépitos y jóvenes árboles renacerán,, Y esta tierra gris crecerá verde con el rocío del verano,, Y los niños correrán entre un océano de frágiles prímulas., ¿Pero qué vida, cuya amarga voracidad, Desgarra nuestros talones, velando la noche sin sol,, Alentará la esperanza de aquellos días que ya no retornarán?, La ambición, el amor, y todos los sentimientos que queman, Mueren demasiado pronto, y sólo encontramos la dicha, El los marchitos despojos de algún recuerdo muerto. . .