#215 Bueno si vas a denostar la OMS por tus cojones morenos... es verdad que poco más hay que hablar. Pero como no es el único organismo oficial con cierta autoridad en la materia hablando de la viabilidad de una dieta vegana... también vas a tener que denostar los demás. Y no solo eso sino que tod@ nutricionista colegiado mínimamente serio te dirá que también es viable.
Luego no entenderás el hate a los veganos, pero obviamente gente como tú lo fomenta y es una pena.
El hate a los veganos ocurre porque es muy difícil hacerle entender a una persona que come carne que lo suyo es una elección injusta de cara a los intereses de los animales habiendo alternativas vegetales perfectamente saludables.
El hate a los veganos viene porque no hay excusa razonable más allá de "es que el bacon está rico".
Si te importan los animales lo más mínimo no hay nada que poner sobre la mesa contra el argumento "pues no te los comas". Absolutamente nada. Ni la salud, ni la carne ecológica de la ganadería de mi tío Perico, ni la moralidad de tu elección. Nada.
Lo único que ha hecho el chaval ha sido apuntarte la disonancia cognitiva de proteger a unos y matar a otros. Eso no fomenta hate, eso lo que hace es que te remueve un poco por dentro y hace que te cuestiones tus valores. Si odias a los veganos por eso... es que tienes mucho que revisarte porque debes de odiar a cualquiera que te plante en la cara una realidad distinta a la que tu vives.
#221
Ese tipo de apreciaciones en el que la vida de un toro vale lo mismo que la de un ser humano es propio de una persona extremadamente infantil, enferma y con una nula madurez.
Que patético es leer a alguien que va de listo y tiene el entramado neuronal de un botijo.
Es probable que llegue el día en que el resto de la creación animal pueda adquirir aquellos derechos que jamás se les podrían haber negado a no ser por obra de la tiranía. Los franceses han descubierto ya que la negrura de la piel no es razón para que un ser humano haya de ser abandonado sin remisión al capricho de un torturador. Quizá un día se llegue a reconocer que el número de patas, la vellosidad de la piel o la terminación del os sacrum, son razones igualmente insuficientes para dejar abandonado al mismo destino a un ser sensible. ¿Qué ha de ser, si no, lo que trace el límite insuperable? ¿Es la facultad de la razón, o quizá la del discurso? Pero un caballo o un perro adulto es, más allá de toda comparación, un animal más racional, y con el cual es más posible comunicarse, que un niño de un día, de una semana, e incluso de un mes. Y aun suponiendo que fuese de otra manera, ¿qué significaría esto? La cuestión no es si pueden razonar, o si pueden hablar, sino: ¿Pueden sufrir?
Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Jeremy Bentham (1789)