Los trabajadores de un Burger King desobedecen a la dirección y paralizan la cocina tras superar los 34 grados
Los trabajadores de un Burger King de Cambrils han paralizado la cocina del establecimiento una vez la temperatura alcanzó los 34 grados y empezaron a sentir síntomas propios de un golpe de calor. El sindicato CCOO ha denunciado este martes que los empleados han tenido que detener la actividad en contra de la voluntad de la dirección del centro, que también se opuso a darles agua fría de la nevera. Según explican fuentes sindicales consultadas, el establecimiento lleva desde el lunes paralizado y 11 empleados han tenido que ser atendidos por los servicios médicos debido a dolencias derivadas de altas temperaturas.
Una patrulla de los Mossos Esquadra ha hecho acto de presencia en el restaurante en el momento en el que los trabajadores han detenido la actividad, ha evaluado los potenciales riesgos y se han retirado, según confirman fuentes del cuerpo. Los hechos han sido denunciados por el sindicato ante Inspección de Trabajo, que ha iniciado las pertinentes investigaciones. EL PERIÓDICO ha trasladado sus preguntas a la empresa, sin recibir respuesta.
Según la legislación laboral, la temperatura en un trabajo en interiores nunca puede superar los 25 grados. A partir de este linde, las compañías están obligadas a instalar mecanismos de acondicionamiento para evitar riesgos laborales. Y esto es lo que, siempre según la versión sindical, no ha hecho la dirección de Restaurant Brands Iberia, la firma comercial que gestiona gran parte de los establecimientos de Burger King en España.
Daniel Gómez, delegado de CCOO, relata a este medio que el viernes ya tuvieron un primer empleado que empezó a marearse por altas temperaturas. La gerente del centro, momentos antes de una asamblea con los trabajadores, tuvo que ser atendida por el Serveis d’Emergències Mèdiques (SEM). Le siguieron tres más el sábado al mediodía, otros seis por la noche y el último el domingo. Tras la concatenación de avisos, los trabajadores, asesorados por el sindicato, paralizaron la actividad al entender que no era seguro seguir operando en una cocina que, según cuenta, superaba los 34 grados.
Muy bien hecho. Más trabajadores así hacen falta.