#1 La última vez que fui al paro ( por suerte hace más de 8 años o así ) me tocó una impresentable con una notable enfermedad mental. No podía estarse quieta en su silla, mientras despedía al anterior ya me había llamado a mi y se le juntaba dos expedientes en la mesa. Levantandose a imprimir cosas en las impresoras de los demás porque a ella no le daba el coco, nerviosa a más no poder, no me hizo absolutamente ningún trámite. Me empezó que si falta esto, que si falta lo otro, que si no tengo esto aquello. Llamó al siguiente y se le volvieron a mezclar expedientes. Ante semejante desperpento decidí decirla "mira, déjalo ya pido cita otro día con alguién capacitado", carita de malas formas, comentarios en bajito y adiós.
A la semana o dos semanas que volví obviamente a pedir cita me tocó esta vez una persona discapacitada.... fisicamente. Le faltaba un brazo al buen hombre... pero a diferencia de la otra hija de la gran puta, este hombre en menos de 5minutos me dijo te falta esto y esto pero no es necesario... te calculo que se te quedará esto.. y en 5minutos estaba saliendo de la puerta con todo tramitado.
Al final es hasta suerte... dependiendo de que funcionario te toque.