Debido a la crisis el bar de Loli cada vez iba a peor, menos clientela y menos ingresos. Fue entonces cuando se le ocurrió poner en marcha una idea: hacer su particular versión de los famosos restaurantes ‘Hooters’ americanos, orientando su servicio a la clientela masculina. Realizó una nueva selección de camareras y las visitó con un uniforme especial, lencería fina.Los resultados han sido positivos y cada vez tiene más clientes encantados de tomar el almuerzo con tan buenas vistas.
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