Es curioso porque los que dicen que no valen para estudiar son los que son incapaces de proyectar su futuro inmediato hacia algo que no sea un segundo de placer corporal, básico. Tiene mucho que ver la sociedad en la que vivimos. Para mí los que reniegan de aprender sin ningún tipo de matiz son como drogadictos: quieren mucha recompensa, pero ningún esfuerzo, porque el esfuerzo, y más cuando el hábito no está bien cimentado, omite el placer. El estudio es básicamente esfuerzo, lo demás son pamplinas y excusas varias. Y el tipo de placer que se siente con los frutos del estudio y el esfuerzo son radicalmente opuestos al placer que sientes escuchando una canción, haciéndote un pajote, o viciando al LoL. Estas personas, por lo general, son los que acaban en un trabajo que no les gusta (odio decir trabajo de mierda), y con lo poco o mucho que ganan perdiendo ocho horas de sus vidas cada día, se gastan doscientos euros en lotería y otros tantos en tabaco y se encierran en sus casas creyéndose a ratos unos héroes incomprendidos o mártires que el mundo ha dejado a su voluntad. En realidad, lo único que hacen es evadirse y no afrontar la realidad. El estudio es, sobre todo afrontar la realidad. Tienes unas determinadas aptitudes que no has podido elegir, o al menos no conscientemente: memoria, capacidad de concentración, abstracción, todo lo que tú quieras, algunos más y otros menos, y luego sólo hay dos actitudes: quieres o no quieres. Si sientes que quieres pero no puedes es porque simplemente no estás dispuesto afrontar el ratio esfuerzo-placer de la cosa que quieres ser, así de simple. Pero es mejor hablar de talento y demás mierdas para evitar que el único lugar común que tiene el no esforzarse en algo es la pereza. Yo he crecido y vivo en una familia así, donde el esfuerzo no cuenta lo más mínimo. Trabajan sus horas, traen dinero a casa, y luego se encierran en casa a ver lo que echan en la tele hasta que se queden sobados o muertos de aburrimiento. Además el Bachillerato, como os habrá ocurrido a muchos de lo que posteáis aquí con elocuencia, no me costó demasiado (lo típico de estudiar el día antes y eso), lo que provocó que cuando empezara a tener conciencia de lo que quiero ser cayera en la trampa plebeya del no tengo talento en realidad, no me gusta; no tengo por qué hacerlo etc. etc. Es fácil ver el mundo desde esta perspectiva si es la única que has visto en tu vida. Os animo a todos a probar una distinta. Cuando te acostumbras, es brutal.