La única forma de hacer legal el canabis en España es que alguna familia importante se monte una empresa del tema, y una vez lo tenga ya todo listo y funcionando, entonces se legaliza.
Se me hace un pelín más complejo que eso. De hecho, esa empresa ya existe y la familia que buscas es la de Juan Abelló, como bien comentaba #466 . Y ya que la referencia ha pasado sin pena ni gloria, os animo a revisar el papel que han jugado los Abelló en eso que algunos llaman «El Mundo de la Droga»; sus universos para lelos.
En el partido juegan dos Juan Abelló: el padre, Abelló Pascual, y el hijo, Abelló Gallo. El primero fue el fundador de la primera fábrica española que pudo extraer, previo permiso de las autoridades gubernamentales, los alcaloides del opio y la coca. A puntico de rematar el año 1933, Abelló Pascual solicitaba, en nombre de Laboratorios Abelló, autorización para importar 400 kg de opio bruto. Por algún extraño motivo, tras restringir la venta en farmacias de estos derivados del opio, seguía siendo necesario disponer de ellos. Y con la guerra civil aumentó la cantidad que cuantificaba esa necesidad. Y después de la guerra, todos contentos, porque al bueno de Juan Abelló padre le daba igual que si Primo que si República que si Guerra que si Franco: de todos recibió un cariño similar.
En 1973, la empresa Alcaliber, controlada por la familia, comenzó a cultivar opio en parcelas esparcidas por toda la geografía española. La versión oficial dice que su ubicación es poco menos que un secreto de Estado, pero puedo dar fe de que hay gente en Andalucía o Castilla-La Mancha que sí las tenían localizadas y se acercaban cuando se aproximaba la época de la cosecha. Muy rico, por cierto.
Lo que quiero decir es que han tenido el monopolio de la extracción de alcaloides del opio hasta llegar a ocuparse de casi un 30 % del total de la producción de morfina de todo el mundo. Y no he visto que desde entonces hayan proliferado los fumaderos de opio, con su marco legal a medida. A pesar de lo cual han conseguido acumular una de las mayores fortunas españolas.
Que vendiera esa parte del negocio cuando empezó a mediatizarse la crisis de los opioides en Estados Unidos creo que es igual de causal que cuando vendió la división farma que producía Frenadol tras la noticia de que presentaba una composición irregular.
La primera licencia que concedió la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios para poder hacer con el cannabis todo lo que el Código penal dice que no se puede hacer se la llevó una empresa nacida de la simbiosis entre la familia y un fondo británico de capital riesgo; que, por lo que sea, florece en las Islas Caimán.
Ahora bien, que los de Abelló hayan dejado el jako por los petas no es la causa de que se vaya a regularizar el uso del cannabis en España. A lo sumo, un indicio de que esa reforma legislativa va a suceder antes o después. Pero tampoco es como que el futuro de la empresa esté en manos del Congreso: usan la licencia para producir un fármaco con una demanda asegurada en el extranjero; Alemania, en este caso.
Aunque, las cosas como son: si hay alguien en España que conoce el efecto dominó que producen los cambios legislativos en Estados Unidos, especialmente los relativos a sustancias fiscalizadas por la JIFE y su puta madre, ellos están en el ranking. Si filtras un poco más para dejar únicamente a quienes consiguieron permiso de la DEA para venderles heroína, ya se van quedando solos.
Los estados de Colorado y Washington abrieron la veda en 2012. Sobran entrepeneurs en búsqueda de sus pepitas de «oro verde» porque para ver esa oportunidad de negocio puedes ser un huérfano sin poder alguno: basta con leer el periódico.