Me siento impulsado a escribir este hilo, a pesar de que voy a describir algo que resulta muy evidente en mi entorno. Pero veo que a muchos otros se la están colando los "nuevos" partidos, y creo que es importante clarificar.
Utilizar ingresos puntuales para subsanar gastos recurrentes es un error. Si has entendido esa frase, ya puedes cerrar el hilo.
Ilustremos esto con un ejemplo real: Bolsonaro vende propiedad pública (puertos, aeropuertos y otra infraestructura financiada con dinero público) a manos privadas. Recibe un cuantioso ingreso puntual, que probablemente ni siquiera cubra los gastos de inversión del estado, y lo utiliza para compensar gastos recurrentes como las pensiones. La derivada es que el mercado reacciona positivamente a la oportunidad de especular y enriquecerse a costa del suelo y las propiedades públicas a precio de saldo. Y los mercados "suben", así que parece que todo va genial.
La realidad es que hacer esto es de un cortoplacismo y miopía política preocupantes. Voy a desglosarlo finamente por si no se ha entendido aún:
Si consigues vender una empresa/infraestructura pública es porque el inversor estima que le va a costar menos comprarla que hacerla de nuevo. Tú no haces mejor las cuentas que un inversor, así que en balance las arcas públicas pierden dinero.
El efecto de la fiebre del enriquecimiento a costa de lo público (esa manida frase de "atraer inversores extranjeros") dura mientras duren los precios de saldo. Cuando no tengas nada más que vender, los inversores irán a otro país que esté en la ruina, financiarán un partido neoliberal y volverán a comprar infraestructura pública a precio de saldo. Los vientos favorables del mercado son un espejismo que dura mientras haya algo que saquear.
No es ningún secreto que partidos que llevan mucho tiempo y que antes no eran nada, han surgido de nuevo con un programa tremendo de privatizaciones y mucho dinero para campañas que difícilmente pueden justificar. Y tampoco es ningún secreto que cuanto más dinero inviertas en tu campaña, más votos vas a conseguir.
No os voy a pedir que votéis ni que dejéis de votar, solo os pediré que reflexionéis bien en si vuestra decisión es coherente con el tipo de país que queréis. Y si es así, adelante. Pero las consecuencias llegarán y os afectarán aunque ahora penséis que no.