Me comentaba mi tío durante la comida de Navidad que la primera vez que probó las angulas fue en la mili. Insistía en que se podían pescar en el Manzanares (el río que cruza Salamanca) y en algún momento hasta en la ría de Bilbao (cosa no muy aconsejable, en mi opinión). No es la primera vez que escucho algo así. Mi padre, por su parte, insiste que ha comido cazuelas de angulas de menú del día, hace décadas, obviamente. Hoy están a más de 1.000€ el kg (creo que unos 1.300€ el kilo), bueno, realmente ya apenas se venden a kilo. Una comida popular convertida en un manjar de lujo.
No es lo único, ha ocurrido lo mismo con la langosta en Estados Unidos, los Percebes en Galicia, el Caviar en Rusia, y muchas otras comidas o ingredientes. Si bien estos ejemplos son bastante estridentes, pasa con menos intensidad en cientos o miles de comidas o ingredientes. Y más preocupante, en algunos países como Estados Unidos, que es avanzadilla de muchas cosas que luego llegan a Europa, pasa con la calidad de la comida en general. La calidad en los supermercados generales es bastante horrible, y la calidad como en España, solo se encuentra en supermercados concretos, generalmente sustancialmente más caros. Esto fuerza a las masas populares, a adquirir ingredientes de baja calidad, o directamente comida barata enlatada producida mediante procesos industriales en grandes fábricas.
Pero realmente este post no va sobre comida. Este post va de todo. También sobre vivienda. Y es que, con la vivienda en algunos lugares, ha pasado algo similar. La casita de Baleares de tu abuela, comprada con el sueldo de un albañil y una costurera por 300.000 pesetas en el año 50, hoy es una vivienda de lujo de 3.000.000€, que si no tienes, nunca podrías comprar. Este problema no es patrimonio de España, en Italia ha pasado exactamente lo mismo (Toscana o Venecia). Y en Grecia. Ya sabéis de lo que hablo. Un proceso continuo en el que las joyas de acceso popular ganan fama internacional, las poblaciones autóctonas se ven desplazadas hacia opciones de peor calidad o ubicación, y acaba siendo la casa de veraneo de algún directivo alemán, o peor, algún cocainómano de banca de inversión de Londres.
Y es que la globalización, o la ejerces, o te la ejercen. En el caso de las naciones mediterráneas europeas, nos la han ejercido, y nos la están ejerciendo. Llevan tiempo siendo así. No hay un momento concreto, aunque meter países con rentas tan dispares en la misma Unión Europea, y garantizar que extranjeros sin relación con el país puedan adquirir vivienda como si nada, probablemente, en retrospectiva, no fue una gran idea. Especialmente en una unión donde hay unos países mediterráneos con una más que evidente superioridad civilizatoria (cosa que ni aprecian en muchos casos), y un clima envidiable. El trabajar para vivir, y no el vivir para trabajar protestante. Otras naciones lo saben y han hecho los deberes, probablemente porque han crecido en un mundo ya globalizado. No puedes comprar una vivienda en Tailandia fuera de un Condo (no posees la tierra), por mucho dinero que lleves. Así evita el gobierno de Tailandia que depreden el modo de vida de su gente, que, aun siendo humilde, está razonablemente basado en la posesión de la tierra.
Con la comida ocurre lo mismo, cuando se internacionaliza y se afama, el caviar pasa a ser exportado antes de ser consumido por el vulgo. Según se extiende la globalización, o sois capaces de ejercerla (si no tenéis más de 1 millón de € dudo que la estéis ejerciendo), o poco a poco, especialmente en nuestros países mediterráneos, el pueblo va a estar relegado a peores cosas, y de peor calidad. Peores viviendas, peor comida, menos comodidades, peor vestir, peor coche. Nos quitarán el aceite, nos quitarán el pescado gallego, nos quitarán las verduras. Comeréis la inferior calidad marroquí, mientras el devenir del mercado hace que las hortalizas españolas acaben en algún supermercado de Alemania, consumido por alguien que ni si quiera tiene la cultura suficiente para apreciarlo. Comeréis jamón malo, mientras el pata negra de bellota acaba a 6.000€ el kilo en algún supermercado Chino. Dentro de poco, a medida que nuestro país se populariza, vais a tener problemas hasta para vivir bien en la Galicia rural.
Esto no tiene por qué ser así. Si bien el comercio y la globalización suelen incrementar la riqueza, podemos ser selectivos. Si queremos mantener aquello bueno que tiene nuestro país, tenemos que serlo. Porque a diferencia de otros países, todo el mundo quiere vivir en España y todo el mundo quiere comer español. Una demanda infinita. A veces, 1€ de incremento de PIB por saldo positivo en el comercio exterior no justifica la pérdida social, de calidad de vida y de acceso que se produce en las poblaciones locales como consecuencia secundaria de esa transacción. O, alternativamente, podemos decidir que nuestro estilo de vida bien vale unas cuantas veces los precios que se están pagando, y utilizar este dinero para capitalizarnos y adelantarles. Porque sí, la economía es una competición y solo vives tan bien (o mal) como por encima o debajo estés vs la población de referencia. La globalización extiende para muchos productos, la población de referencia.
Y después de una entrada más en mi blog, voy a volver a intentar dormir.