#47759 Y luego hay una cosa tremendamente curiosa y que le delata.
Una de las múltiples razones por las que puedas acabar en la calle es que seas muy gastón y te administres mal. Una de las muchas razones, claro, hay siempre un cúmulo de cosas más.
¿Cómo es posible que te den una segunda vida y tengas unos gastos muy, muy por encima de la media? Es que no solo no has aprendido nada, sino que no valoras una mierda el dinero ni valoras las ayudas. Y el no valorar el dinero, repito, es una de las múltiples razones por la que acabas en la calle.
Tienes una posición totalmente privilegiada ¿Y sigues teniendo unos gastos de sibarita que tiene que vivir en pleno centro de Madrid? Mira, macho, sé mucho más agradecido.
Imagina que le das 1.000 euros a un mendigo para que se lo gaste en ropa, alojamiento, preparar sus curriculums, prepararse para la vida laboral e iniciar una nueva vida... Y de repente se lo gasta en un iPhone.
Pues esa sensación es justo la que me deja este tío.
A qué viene tener que vivir en pleno centro habiendo sitios más baratos. Ya sea un ahorro de 10 euros, 50, o 150. Cualquier euro es bueno para no volver a la calle.
A qué vienen los cafés, las paradas en un bar para tomar cocacolas.
A qué vienen los kebabs (y de los caros) en lugar de una cena barata y saludable en casa.
A qué vienen las zapas de 200 pavos.
Eso sí, luego ruedas de las más baratitas para algo que sí es importante como el coche jajaja.
En fin, un cúmulo de cosas absurdas que si viene un extraterrestre, lo último que va a pensar es que este tío no hace mucho estaba viviendo en la calle.
Es más, va a pensar justo lo contrario. Va a pensar que este tío viene de una riqueza tremenda, y ahora que ha bajado, sigue teniendo dejes de vida de rico que no puede soltar.
Si le viésemos cortarse en esos gastos absurdos, sería de alabar y la gente pensaría que está totalmente reformado y que esa es la manera de agradecer y de no volver jamás a la calle.
Si metes a un ladrón a la cárcel por multiples robos, sale de la cárcel, le metes en pleno centro de Madrid con toda la tentación de robar y jamás vuelve a robar, entonces piensas: ok, ese es el camino, la cárcel ha funcionado y le ha reformado.
No es el caso de este que parece que no ha aprendido absolutamente nada.
Lo dicho, para no acabar de nuevo en la calle hay que ser mucho más agradecido con la vida, mucho más agradecido con aquella donación y la gente que te sigue soltando pasta, mucho más humilde y dejar de ser tan gastón a lo tonto.