Ánimo, ya me jodería no estar podrido de dinero. No obstante los ricos también sufrimos ciertas dolencias particulares, como la aporofobia.
De todas formas te voy a dar un consejo, jódete, jódete y punto tío. Asume que unos nacemos en familias adineradas y otros nacéis predestinados a revolcaros en vuestra putrefacta y mediocre mierda.
Ánimo.