Hace años, en Kiev , me contaron por qué los jugadores del Dinamo habían merecido una estatua. Me contaron una historia de los años de la guerra , Ucrania ocupada por los nazis.
Los alemanes organizan un partido de fútbol, la selección nacional de sus fuerzas armadas contra el Dinamo de Kiev, formado por obreros de la fábrica de paños, los superhombres contra los muertos de hambre.
El estadio está repleto, las tribunas se encogen silenciosas cuando el ejército vencedor mete el primer gol de la tarde. Se encienden cuando el Dinamo empata, estallan cuando el primer tiempo termina con los alemanes perdiendo 2 a 1
El comandante de las fuerzas de ocupación envía a su asistente a los vestuarios, los jugadores del Dinamo escuchan la advertencia:
“Nuestro equipo nunca fue vencido en territorios ocupados”
y la amenaza: “si ganan , los fusilaremos!!!”
Los jugadores vuelven al campo, a los pocos minutos, ¡¡¡¡tercer gol del Dinamo!!!!, el público sigue el juego en pie y en un solo y largo grito¡¡¡¡¡cuarto gol!!!!! El estadio se viene abajo!!!!!
Súbitamente antes de la hora, el juez da por terminado el partido , los fusilaron con los equipos puestos en lo alto de un barranco!
Verano de 1942
Crónicas de la Unión Soviética
Nunca debemos preocuparnos por que nuestras metas sean demasiado elevadas, porque: " ¿No es mejor apuntar mi lanza a la luna y herir solamente a un águila que apuntar mi lanza al águila y pegarle solamente a una roca?"
Hola tú mujer que lees esto.
Siempre he tenido más amigas que amigos, no se si por mi sex-appeal, por casualidad, porque dicen que soy bueno escuchando, o, quien sabe, porque siempre tuve la esperanza de dar el paso de amigo a algo más, sea como fuere, en mi vida siempre habéis estado vosotras presentes como amigas más que los hombres. ¿Que más da? Ha sido así y punto.
En todo este tiempo os he escuchado, intentado entender, apoyar cuando os ha hecho falta, he sido vuestro hombro cuando algún cabroncete os la ha jugado, me he puesto de vuestro lado, y he ejercido como el mejor amigo que he sabido ser. Pensaba que estando a vuestro lado como amigo os llegaría a conocer para que cuando alguna de vosotras fuera algo más tener una valiosa información que utilizar para hacer que las cosas funcionaran mejor. Que iluso! Tengo 18 años y me acabo de dar cuenta de que no se nada de vosotras, nada aprovechable, nada utilizable, nada medianamente útil para haceros sentir mejor cuando la relación es de algo más que de amistad.
Han pasado muchos años, algunas amigas quedan, otras han pasado y se fueron, y otras parece que llegan, pero yo sigo sin saber nada, salvo una cosa, con vosotras es imposible saber nada, es imposible acertar, imposible saber que se os pasa por la cabeza, imposible saber que quereis, que odiais, que amais, que detestaiss, o que os apetece en un momento dado. Lo que hoy os apasiona, mañana os agobia, lo que hoy queréis, mañana lo rechazáis, lo que hoy anheláis, mañana, cuando se os da, ya no os importa.
Sois vosotras las mujeres las que usais los sentimientos como bandera de una relación, sois vosotras las mujeres las que nos tacháis a los hombres de cabrones, de que solo vamos a lo mismo, de que no sentimos, de que nuestro cerebro no está precisamente en la cabeza, y tal vez tengáis razón en parte, es posible que muchas veces pensemos más con la cabeza de abajo que con la de arriba, es posible que en demasiadas ocasiones nos dejemos llevar por un impulso incotrolable, pero... y vosotras? Nosotros, con nuestros defectos, somos simples, sencillos de entender, elementales, de piñón fijo, se nos ve venir a un kilómetro de distancia, sabéis por donde vamos a salir en todo momento, y, si, por suerte o por desgracia, aún no lo se, estamos enamorados entonces.... entonces...lo tenemos todo perdido. Se nos va la fuerza por la boca, los machos ibéricos que somos delante de nuestros amigos se convierten en tiernos corderitos cuando estamos a vuestro lado, estamos enamorados, os queremos, os amamos, y el resto nos da igual. Nos levantamos por la mañana con vuestra imagen en la cabeza, hacemos locuras por vosotras, os mimamos, os queremos, hacemos cosas que nunca haríamos de motu propio, y no os lo echamos en cara porque, sencillamente, estamos bien así. Cuando estamos enamorados ese estado de enchochamiento nos hace hacer cosas impensables en otros momentos, pero nos da igual, nos sentimos realizados con ellas, os queremos y hacer esas cosas que os hacen feliz a vosotras nos llenan a nosotros.
No, no somos esos muros de piedra insensibles que nos acusais ser, somos, más bien, todo lo contrario. Sois vosotras las que no entendeis de sentimientos, las que tenéis una especie de chip que un buen día cambia y "se agobia", vosotras sois las que de repente decidís, sin que ocurra nada, que estamos demasiado pendientes, demasiado encima vuestra. Vosotras sois las que, de la noche a la mañana concertáis una cita para hablar y decir que "algo no funciona, que todo os agobia, pero que no es culpa nuestra", aún así, nos pedís un tiempo de separacion para reflexionar, tiempo que suele ser infinito. Cuanto más se os quiere, más os agobiais, cuanto más se os demuestra mayor agobio. Pero no es tan sencillo, cabría pensar que la solución radica en pasar de vosotras, en no estar tan encima, pero NO!, no sirve, porque entonces concertáis otra cita para hablar y la charla dice lo siguiente, como siempre, en plan meloso, "ya no me quieres tanto?", "que te pasa conmigo", "estás cambiando", "has conocido a alguien?".... Sois dificiles. ¿Cual es la solucion? Ufff, dificil. Si estamos locamente enamorados somos tan esenciales, tan elementales y nos dejamos llevar tanto pro nuestros sentimientos que se nos verá el plumero, nuestros romanticismos os agobiarán, y, uff, peligro. Pero si estamos enchochados, enamorados, apollardados, agilipollados, como lo querais llamar, actuar de otra forma suele ser dificil... Resultado, os agobiareis...
Pero si lo que ocurre es que no hemos llegado a esa fase de enchochamiento extremo, si ocurre que aún ese amor sin freno no ha salido y está en proceso entonces... mal camino, porque entonces vosotras querreís precisamente lo que no tenéis, que estemos pendiente de vosotras, que estemos encima vuestra, que os mimemos, que os cuidemos, que hagamos esas cosas que hacen los enamorados y que no damos porque, simplemente, aún no se ha llegado a ese punto. Sois vosotras las que agobiais en ese momento, las que no dejais las cosas fluir, las que, de nuevo, quereis justo lo contrario de lo que teneis, porque, cuando llegue ese punto de enchochamiento, que siempre llega, estaremos de nuevo en el punto de arriba, os agobiareis, ya nos tendréis en vuestro poder y ya no tendremos ningún atractivo, nos tendreis seguro para vosotras y a partir de ese momento dejareis de valorarnos precisamente por ese "pequeño" detalle.
No se os puede entender, la única forma de manteneros a nuestro lado es haciendoos creer que nos podemos ir en cualquier momento, por muy enamorados que estemos teneis que sentir cierto miedo a que un buen día los agobiados seamos nosotros. No podemos ser nosotros mismos, no podemos dejarnos llevar por nuestros sentimientos, tenemos que escondernos, debemos dejar de lado frases del tipo "Nunca te dejaré", "Estoy locamente enamorado de ti". Tenemos que poner una barrera entre los dos porque cuando llegue el día en el que sepais hasta que punto llega nuestro enamoramiento entonces corremos peligro de que os agobieis y nos digais las tipicas frases que siempre salen a escena... "creo que es lo mejor para ti", "no estoy bien pero no es por tu culpa", "tu no tienes nada que ver", "te quiero muchisimo pero estoy muy agobiada", y similares épicas frases que todas soltais como si os leyeráis un puñetero manual.
Aclaraos mujeres del mundo. Vuestras indecisiones, vuestros agobios, vuestras idas y venidas, vuestras "cales y arenas", vuestros hoy quiero esto mañana no, hacen daño a la gente que os quiere. Abrid los ojos mujeres, apreciad a quien teneis a vuestro lado, si es que es digno de vuestro aprecio, dejaos llevar un poquito por vuestro corazón, ese que decís que los hombres no tenemos, y pensad un poquito con la cabeza. Hacéis daño, mucho daño, y, lo peor de todo, muchas veces, demasiadas, os terminais arrepintiendo de decisiones absurdas, terminais perdiendo a gente que realmente merece la pena, porque, realmente no son muchas las personas (hombres y mujeres) que la merecen. No teneis que estar al lado de alguien a quien no quereis, que no os importa, que no os llena, que no os aporta nada, pero entonces, no le digais te quiero, no le deis besos de amor, no durmais con el, no lo abraceis por las noches, no hagáis que caiga en vuestras redes, porque luego, esa persona sufre, y llora, y no duerme por las noches, y aunque delante de sus amigos sea el más fuerte del mundo, en su soledad no es más que una piltrafa, una piltrafa que habéis creado vosotras. Sí, vuestra indecision hace daño, mucho daño.
A los tios aconsejaros una cosa, que tengan miedo de perderos, que sientan ese miedo, dadles una de cal y otra de arena, no hay que ser malos, ni cabrones, pero poned un límite, no a lo que sentis, eso no lo podemos controlar, sino a lo que ellas creen que sentimos, solo así no perderemos su interés, solo así las tendremos a nuestro lado.
A vosotras os digo que, por favor, penseis antes de hacer o decir, que seais consecuentes con lo que hacéis o decis, porque, desgraciadamente, lo que hacéis no tiene nada que ver con lo que decís, o a la inversa. Tan solo pensad una cosa, hay gente a vuestro lado que lo puede pasar mal, muy mal, si esa persona os importa un poquito, intentad no hacerle lo que no deseais que os hagan a vosotras, es justo, verdad?
En cualquier caso y por encima de todo, las mujeres sois lo más bonito que hay sobre la faz de la tierra, no creo que sepa vivir sin amar a una mujer, a mi vida le faltará algo si no tengo a quien dar un beso de buenas noches antes de irme a la cama, o uno de buenos días al levantarme, pero, por favor, haced que todo sea un poquito más fácil, porque, os lo creais o no, somos los duros, los cabrones de los tios, los que, en el fondo, más sentimos, más lloramos, y mas os sufrimos
Una chica estaba esperando su vuelo en la sala de espera de un gran aeropuerto.
Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete de galletas.
Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz.
Asiento de por medio, se sentó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletas.
Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una. Se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: "¡Qué descarado! ¡Si yo fuera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!".
Cada vez que ella cogia una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar.
Cuando quedaba solo una galleta, pensó: "¿Qué hará ahora este aprovechado?".
Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. Ah, no! Aquello le pareció demasiado.
Se puso a resoplar de rabia. Cerró su libro, cogió sus cosas y se dirigió al sector del embarque.
Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas cerrado e intacto.
¡Sintió tanta vergüenza...! Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!
El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no estaba a tiempo ni tenia posibilidades para dar explicaciones o pedir disculpas.
Pero sí para razonar:
¿Cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando deberíamos observar mejor?
¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de los demás?
Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan:
Una piedra, después de haber sido lanzada.
Una palabra, después de haber sido dicha.
Una oportunidad, después de haberla perdido
El tiempo, después de haber pasado.