- Historia de un baifo perdido:
Una vez, en las alturas Güímareras, había una familia muy bruta que tenía un rebaño de cabras, un goro y un cantero donde cultivaba unos surquitos de papas. El cabeza de familia se llamaba Hemeristo, su mujer se llamaba Petracia y su único hijo Bonifacio.
Un día, Bonifacio camino por las sendas de los montes encontro una cabra media muerta, apestando a carniza, y un baifo recién parido. El chaval anonadado cogió sin pensar el baifo y lo llevo a su casa, donde lo criaron con mucho cariño. Pasado unos años, el baifo creció y se volvió un cabrón (lo que se dice un macho), azorando a todas las demás cabras y aprovechando la confianza que le habían dado, se comía todo el pienso y se bebía toda el agua. Hemeristo sin pensarlo dos veces mato de un machetazo a la cabra, aprovechándola para hacer una sopa y carne cabra preparada.
Moraleja: Si te aprovechas de tu situación algún día lo pagarás.