El 17 de marzo de 2016 algo chocó contra Júpiter; algo lo suficientemente grande como para que dos aficionados pudieran grabarlo en vídeo desde la Tierra con sus equipos, aunque no tan grande como para dejar una marca en la atmósfera del planeta ni para que lo viéramos venir, lo mismo pasó con los objetos que chocaron con Júpiter en 2010 y 2012
Claro que tampoco vimos venir lo que fuera que impactó contra Júpiter en julio de 2009, aunque en este caso fue algo tan grande como para dejar una marca de un tamaño similar al del océano Pacífico; algo que impactó contra Júpiter con una fuerza miles de veces superior al evento de Tunguska y que el estudio de imágenes tomadas por el Hubble sugiere que puede haber sido un asteroide de unos 500 metros.
Júpiter, con su gran masa, atrae muchos cuerpos que caen bajo la influencia de su gravedad, así que en realidad no es raro que sea golpeado por algunos; la pregunta es más bien cuantos desvía lo suficiente como para lanzarlos hacia nosotros, ya que parece que no está claro del todo que el planeta gigante actúe como defensa de la Tierra como se pensaba hasta hace no mucho.
En cualquier caso, otro recordatorio de que tenemos que prestar más atención al espacio, que está lleno de pedazos de roca que podrían hacernos mucha pupita; de que debemos ocuparnos aunque no preocuparnos de ellos, porque, hoy por hoy, no sabríamos qué hacer si detectáramos un asteroide en rumbo de colisión con la Tierra.