Descubriendo al Kraken (I): El Calamar Gigante
Desde el comienzo de las travesías marítimas, el ser humano ha hecho referencia a la presencia de gigantescos y violentos monstruos marinos que atacaban las embarcaciones y arrastraban a los pobres marineros hacia el abismo más profundo con sus enormes tentáculos sin posibilidad alguna de escape. Hoy os presentaré al primero de estos monstruos (aunque veremos que de monstruo no tiene mucho) de los que tan poco se sabe: el calamar gigante.
Este gigantesco cefalópodo, conocido en la mitología escandinava como “Kraken” y representado en multitud de obras a lo largo de la historia como una bestia agresiva y despiadada, ya fue descrito por el ilustre filósofo Aristóteles en el siglo IV a.C., aunque no fue hasta 1853 cuando el zoólogo Japetus Steenstrup encontró un pico (estructura bucal quitinosa propia de los cefalópodos similar al pico de las aves) perteneciente a un calamar gigante. Se dio entonces el primer testimonio científico fiable sobre la existencia de estos animales. A partir de este momento, y poco a poco, comenzó la desmitificación de esta enorme criatura marina.
Exactamente, ¿qué es?
Se trata de un téutido (en este orden se incluyen la mayoría de los calamares existentes) perteneciente al suborden de los oegópsidos, cuya característica más llamativa y visual (nunca mejor dicho) es que tienen los ojos “abiertos”, sin una córnea que los cubra. Al otro suborden de téutidos, los miópsinos, pertenece, por ejemplo, el exquisito calamar común.
Hay mucha controversia en torno al número de especies que forman parte del grupo de los calamares gigantes (género Architeuthis) debido a la rareza y calidad de los ejemplares recogidos (la mayoría moribundos o muertos y en estado avanzado de descomposición) y el bajo número de avistamientos de ejemplares vivos en su medio natural. Actualmente se contemplan cifras tan dispares como tres, ocho y hasta veintiuna especies diferentes, aunque la mayoría de expertos los engloba en una única, Architeuthis dux, con tres subespecies geográficas: Architeuthis dux dux en el Atlántico, Architeuthis dux martensii en el Pacífico Norte y Architeuthis dux sanctipauli en el hemisferio sur.
Características biológicas
Dada la gran longitud que alcanzan estos animales, de más de 18 m, un peso promedio de 455 kg parece más bien poco, pero es que el calamar gigante no se caracteriza precisamente por su robustez, sino más bien por lo contrario: la mayor parte de su longitud total corresponde al par de finos y no retractables tentáculos alimentarios, que pueden llegar a medir hasta 14 metros y que, junto a los brazos que tienen una longitud máxima de unos 3 metros, nacen alrededor de la boca. Por el contrario, la cabeza y el manto juntos apenas alcanzan los 3,30 metros. El manto es la pared del cuerpo de los moluscos que cubre la masa visceral; lo que a nosotros nos parece la cabeza de los cefalópodos en su mayor parte es, en realidad, el cuerpo. Podríamos meternos con ellos por patilargos o manilargos, eso lo dejo a vuestra elección, porque me parece que lo de monstruos es mejor aparcarlo, ya que además son bastante huidizos y tímidos.
¿Se os hace la boca agua al pensar en las enormes rabas que pueden sacarse de estos bichos? Id deshaciéndoos de la idea, pues al igual que otros cefalópodos pelágicos (es decir, que viven en océano abierto), poseen relativamente altas concentraciones de amonio en los tejidos musculares que les permite mantener una flotabilidad neutra, gracias a lo que permanecen tranquilamente en la columna de agua sin apenas esfuerzos. Así pues, no son comestibles.
Reproductivamente hablando, se podría decir que las hembras de calamar gigante son las que llevan los pantalones, si es que pudiesen ponérselos. Estos calamares presentan un elevado grado de dimorfismo sexual en lo que a tamaño se refiere, siendo las hembras mucho más grandes que los machos (longitud máxima de manto y cabeza de las hembras 3,30 metros frente a los escasos 1,50 de los machos). Además, las primeras son hasta tres veces más numerosas que los segundos.
A diferencia de los machos de la mayoría de las especies de cefalópodos, que tienen al menos un brazo modificado para la cópula (brazo hectocotilo), los machos de Architeuthis lo tienen poco diferenciado y poseen un largo y musculoso pene con el que inoculan los espermatóforos a las hembras. También se sabe que, al igual que el resto de sus congéneres cefalópodos, y salvo el Nautilus que va un poco por libre, son semélparos: tienen un único evento reproductor en su vida, al final del cual mueren. A parte de lo dicho, poco más se conoce sobre la reproducción de estos gigantes.
Otra característica llamativa de los calamares gigantes es que, en términos absolutos, tienen los ojos más grandes del reino animal, pudiendo llegar a medir 25 centímetros de diámetro. Tener los ojos tan grandes les sirve para captar la escasa luz que llega a las profundidades en las que habitan, adaptación muy favorable a la hora de capturar presas y escapar de los depredadores.
Por lo demás, morfológica y anatómicamente son muy parecidos al típico calamar común, solo que en muy grande.
Me gustaría hacerles una visita. ¿Cómo y dónde viven?
La distribución geográfica de Architeuthis, como tantas otras cosas, no es del todo conocida, pero a tenor de la localización de los registros y capturas parece que se trata de un animal que ocupa prácticamente toda la parte oceánica del globo.
En fases de vida tempranas, los calamares gigantes habitan preferentemente aguas superficiales hasta los 700 metros y experimentan un descenso gradual en la columna de agua a medida que crecen, alcanzando los 1500 metros de profundidad en estado adulto, y alimentándose de presas cada vez más grandes que ocupan peldaños más elevados en la red trófica.
Son cazadores solitarios y sus principales presas en estado adulto son otros cefalópodos, crustáceos y peces grandes. La presencia de restos de crustáceos y cefalópodos bentónicos (que viven en el lecho marino) en algunos estómagos sugiere que, al menos ocasionalmente, se alimentan cerca del fondo. Dichas presas son capturadas con los largos tentáculos, provistos de ventosas dentadas, mientras se mantienen flotando en la columna de agua gracias a la flotación neutra y estabilizándose, en caso de que sea necesario, con las pequeñas aletas que tienen al final del manto. Cuando precisan desplazarse utilizan la propulsión a chorro tan característica de los cefalópodos.
Durante su crecimiento son presa de numerosos animales, sobretodo peces, cetáceos y otros cefalópodos; y cuando son adultos tampoco están exentos de problemas: es bien sabido que los cachalotes (Physeter macrocephalus) cazan frecuentemente a estos animales y también hay indicios de que los tiburones dormilones del Pacífico (Somniosus pacificus) los capturan ocasionalmente.
En cuanto a la longevidad, dada la dificultad para encontrar individuos en buenas condiciones, se ha podido estimar en muy pocos casos, y dependiendo del estudio los resultados varían enormemente. Se les atribuye edades máximas desde 3 hasta 300 años en función de la técnica utilizada para la estimación (no voy a hablar de ellas porque se haría muy pesado, pero si alguien quiere conocerlas, que no dude en preguntarme). Dado el gran tamaño del bicho, parece razonable pensar que tienen una alta esperanza de vida como ocurre en los animales de grandes. Sin embargo, si uno conoce un poco a los cefalópodos, sabrá que casi todos se caracterizan por vivir y crecer rápido y morir pronto, por lo que una esperanza de vida en torno a 4 ó 5 años parece bastante razonable. Ahora, sabiendo que esta última es la cifra más probable, ¡pensad en las altísimas tasas de crecimiento que deben tener estos animales!
Bibliografía
Ecofisiología del calamar gigante. Ángel Guerra y Ángel F. González. Investigación y Ciencia. PDF.
Architeuthis (Giant Squid) reproduction, with notes on basic anatomy and behavior. Enlace.
Giant Squids, Architeuthis dux. Enlace.
Guía de cefalópodos del mundo. Norman, M. 2000. Grupo editorial M&G difusión.
¿Qué sabemos de? El calamar gigante. Guerra, A. Y González, A.F. 2009. CSIC.
Enigmas de la ciencia: El Calamar Gigante. Guerra, A. González, A.F., Rocha, F., Gracia J. y Laria, L. 2005.