El origen de la consciencia
Un grupo de investigadores de IBM publicó en la revista PNAS el mapa neurológico más detallado y fiable de cuantos se han realizado hasta ahora. En él se aprecia, con un detalle sin precedentes, la compleja red de conexiones entre las distintas áreas cerebrales de un macaco (Macaca mulatta).
Como si se tratara de un mapa de carreteras, los investigadores podrán ahora, mediante ingeniería inversa, crear redes neurales artificiales y toda una nueva generación de chips capaces de “pensar” con la misma eficacia que un cerebro biológico.
Dharmendra S. Modha y Raghavendra Singh, investigadores de IBM en los centros de Almaden (USA) y la India, respectivamente, creen que sus hallazgos son “esenciales” para comprender cómo funciona y cómo se distribuye la información en el cerebro, algo que hasta ahora había estado fuera del alcance de los científicos.
Hemos recopilado una exhaustiva, consistente, concisa, coherente y colosal red que abarca la totalidad del cerebro y que será la piedra angular tanto para la investigación básica como para la aplicada en los campos de la neurociencia y la computación cognitiva.
Los científicos se centraron, para su estudio, en las redes cerebrales de “larga distancia” que conectan 383 regiones diferentes, y localizaron 6.602 conexiones que funcionan de la misma manera que una red de autopistas, uniendo regiones distantes del cerebro. Otras redes “menores” y de conexiones más cortas funcionan, a su vez, en el interior de cada una de las regiones cerebrales, distribuyendo internamente las señales que proceden de regiones distantes.
Pero, aún más importante, los investigadores hallaron lo que ellos mismos describen como “un apretado núcleo integrado“, que podría encerrar el secreto de los procesos cognitivos superiores en los seres vivos. Ese núcleo podría ser, según Modha y Singh, el lugar donde se produce y reside nuestra consciencia.
Ese núcleo, sin embargo, no está localizado en una región cerebral concreta, sino que se despliega a través del cortex prefrontal, el lóbulo temporal, el tálamo, el cortex visual y otro puñado de regiones cerebrales diferentes. Pero no acaban ahí las sorpresas. El cortex prefrontal, a pesar de estar físicamente lejos del centro cerebral, podría estar funcionando como la central encargada de distribuir la información a todo el cerebro.
El estudio abarca cuatro veces más regiones cerebrales y tres veces el número de conexiones que los mejores mapas realizados hasta el momento. Algo que ayudará a construir réplicas capaces de funcionar del mismo modo que un cerebro real y a construir chips capaces de procesar y mover la información de la misma forma en que nuestro cerebro lo hace.
Fuente: Aquí.
Bueno, es interesante ver como sin darnos cuenta la ciencia deja de ser ficción y cada vez estamos más cerca de ese universo donde Ghost in the Shell es posible —de hecho el otro día leía que los tejidos invisibles ya son una realidad—. Sin duda me vienen a la cabeza multitud de aplicaciones a esta nueva forma de biotecnología... aunque más todavía si hablamos del campo militar.