Investigadores del Jet Propulsion Laboratory (JPL) están poniendo a punto una misión que podría lanzarse hacia el año 2020, y depositar los robots sobre la superficie de Europa cerca de seis años después. Un largo viaje para cubrir una distancia que ronda los 600 millones de km.
El objetivo principal de la misión será el de averiguar si allí existen, o han existido alguna vez, las condiciones necesarias para la vida. Numerosos indicios hacen pensar a los científicos en la existencia de océanos de agua líquida bajo la helada superficie del satélite joviano. Y el agua es, que sepamos, una condición indispensable para la vida.
"Europa, creo, es el primer lugar al que hay que ir para buscar vida", aseguró Kevin Hand, del JPL, al tiempo que explicaba los detalles del proyecto durante la conferencia anual de la Unión Geofísica Americana. "Europa puede darnos realmente la oportunidad de buscar organismos vivos en los océanos que hay actualmente allí y que han existido durante la mayor parte de la historia del Sistema Solar".
Según el actual diseño de la misión, se lanzarán dos módulos de aterrizaje idénticos, de unos 320 kg. de peso y equipados con 36 kg de instrumentación científica cada uno . La redundancia de todos los sistemas e instrumentos se considera necesaria ante la posibilidad de que en alguno de ellos algo no funcione correctamente estando tan lejos de casa.
En busca de vida
Cada uno de los módulos robóticos llevará un espectrómetro de masas, sismógrafos y varias cámaras para fotografiar los alrededores del lugar de aterrizaje. El espectrómetro será capaz de identificar, si es que están ahí, varios tipos de compuestos orgánicos (los ladrillos de la vida tal y como la conocemos), mientras que las cámaras y los sismógrafos recabarán valiosos datos sobre la geología del satélite.
Europa está continuamente sometida a un intenso bombardeo de radiación procedente de Júpiter, por lo que los dos módulos contarán con un escudo protector. Sin embargo, los investigadores intentarán que ese escudo sea lo más ligero posible, para destinar así la mayor parte posible del peso de los módulos a la instrumentación científica.
La misión principal de los módulos no durará mucho, apenas siete días, el tiempo que se estima que podrán trabajar sin sufrir desperfectos a causa de la intensa radiación. Aunque es muy posible que los robots consigan durar mucho más tiempo, según explicó Hand.
Muchos astrobiólogos están sumamente intrigados ante la posibilidad de que haya vida en Europa. Pero podría darse el caso que, incluso una vez allí, los instrumentos no sean capaces de captarla. Por eso, una parte importante de la misión será determinar las condiciones de habitabilidad del satélite. Se trata de algo parecido, aunque a menor escala, de lo que hará el recién lanzado Curiosity en Marte.
Según Hand, los costes de la misión no serían exagerados y, aunque se están aún diseñando muchos de los detalles, podrían cifrarse entre los 800 y los 2.000 millones de dólares. Mucho menos, por ejemplo, de lo que ha costado el último rover marciano.