Tangencialmente relacionado, permitidme que vuelque un pensamiento que me ronda la cabeza con respecto a la obsesión del ser humano por mantenerlo todo tal y como está. Y es que, como especie, nos aterroriza el cambio. Supongo que es algo natural. Si las cosas cambian, puede ser a peor; sin embargo, si siguen como están hasta ahora pues por lo menos estamos vivos, que ya es mucho.
La cuestión es que, como individuos, como animales, el cambio que percibimos, o deberíamos percibir, de forma natural no es más que si el río del que bebemos está más bajo de lo habitual, o si esta zona con árboles frutales es más frondosa este año. Todos estos son cambios a una escala ínfima, de años o décadas, y de tampoco demasiado espacio. Cambios a gran escala, del orden de siglos o milenios de tiempo y de toda la Tierra de espacio, del tipo extinción total de una especie, cambio del nivel del mar, variaciones del campo magnético o de la actividad volcánica a nivel mundial, se escapan completamente al alcance de cualquier especie a nivel natural.
Sin embargo, nosotros hemos superado ese escalón y hemos llegado al punto en el que somos conscientes de todos esos cambios. Aun así, el período de tiempo por el que hemos sido capaces de ser conscientes de ellos es prácticamente infinitesimal. Podemos mirar al pasado y decir "Pues mira, hace X años el casquete polar llegaba hasta Dinamarca, o había playa en lo que hoy sería Sevilla, o vivían bisontes en lo que hoy sería España", pero es algo que nos resulta ajeno, todo es deducido, no tenemos testimonio de gente que vivía entonces. Es decir, somos conscientes de los cambios, pero no los hemos experimentado conscientemente como colectivo, como especie.
Ahora estamos empezando a notar estos cambios. Siguiendo con la analogía matemática, es como si nuestra consciencia sobre el conjunto de la Tierra estuviera dejando de ser infinitesimal para pasar a ser un incremento apreciable. Me explico: tenemos registros detallados de cómo eran las cosas hace cientos de años, y ya estamos empezando a ver que las costas cambian, las temperaturas cambian, las especies cambian... y eso parece aterrorizar a la opinión pública. Sin embargo, es algo a lo que tenemos que enfrentarnos. Incluso aunque nuestra acción no acelerara o modificara dichos cambios, incluso aunque los frenara, no los podríamos evitar a largo plazo: la entropía llama a la puerta. Y sospecho que, como sociedad, va a ser difícil enfrentarnos a ello.
Perdonad por el tochaco sin demasiado sentido, es una serie de ideas desordenadas que vengo teniendo últimamente. He pensado que tiene ligeramente que ver con la intención de mantener a toda costa todo tal y como está, incluyendo el plano zoológico, como señalas.