Guía breve del café de especialidad

Si alguno de vosotros conserva una cafetera moka Bialetti de antes de 2010, no sabe el tesoro que conserva entre sus manos y que puede durarle toda la vida si lo cuida bien. Yo la Bialetti de 1979 que heredé de mi padre me la cargué y cometí el error de tirarla en vez de repararla, pensando que las nuevas tendrían la misma calidad... pero salta a la vista desde el primer momento en que la sacas de la caja que no, que ese producto ya no volverá.

Es entonces cuando de la frustración brotó mi profesión, economista, y me puse a investigar un poco qué es lo que había pasado con este icono de la industria cafetera y saltó una cantinela bastante conocida por Europa ya. Desde ese año que mencioné antes, 2010, la ahora Bialetti Industrie S.p.A. pasó a deslocalizar TODA la cadena de producción fuera de Italia, manteniendo del proceso de fabricación únicamente el ensamblaje de todas las piezas (lo que haces cuando la limpias), envolverla en papel con el nombre, la impresión láser de la marca con el icónico señor con bigote y meterlo en una caja donde dicen que colaboran con una ong de salvar delfines para mejorar su imagen social corporativa con el ecologismo vacío de moda. Dicen que el diseño lo mantienen, pero es que lleva manteniéndose igual desde 1933 que la diseñó Alfonso Bialetti, así que no hacen nada más en lo que a esta cafetera se refiere. El forjado y modelado de todas las piezas se hace fuera, y esa es la realidad con esta icónica pieza de historia que se ha perdido para siempre. Esto sucedió por una bajada del 27% de las ventas durante la década anterior por la aparición de las Nespresso y cafeteras de cápsulas, además de la inundación del mercado con cafeteras de aluminio asiáticas que traían unos costes irrisorios y bien parejos a su bastarda calidad. Una Bialetti de 6 tazas expresso costaba 7€ de producir mientras una sin marca hecha en Shenzen costaba 0,20€. Aún así tenían los italianos margen de beneficio de sobra, pero el ansia de beneficios primó, unos ejecutivos acorbatados presentaron un plan de reestructuración global y optaron por lo siempre: deslocalización.

Como la legislación europea e italiana permite que sólo con el ensamblaje y empaquetado se siga poniendo MADE IN ITALY, pues nos siguen tomando el pelo con el marketing de este modo manteniendo la marca y los MISMOS PRECIOS de antaño con un producto de clarísima peor calidad. Se nota en el peso, en la poca solidez del aluminio, en lo tosco de las juntas de forjado, la eliminación de los remaches por simples cortes de alambre, las virutas que aparecen por todos lados, la poca duración media del producto (unos dos años con suerte), el fin de la numeración única de cada cafetera en la cazoleta durante el forjado y muchas cosas más. Los ejecutivos de Bialetti despidieron a 200 trabajadores técnicos que llevaban toda la vida haciendo cafeteras en Piamonte, perdiendo esa experiencia y buen hacer, y se pensaron que unos precarizados jóvenes rumanos o chinos fabricarían el mismo producto con legislaciones y controles de calidad mucho más laxos. Abaratar la producción, mantener el mismo precio por el recuerdo entre la sociedad a la marca y a tirar pa'lante mientras dure el chollo.

Es una paradoja del mundo capitalista de hoy, un producto perfecto que no necesitaba cambios, empeora por las dinámicas de la globalización y desaparece tal y como la conocíamos. Por tanto, advierto que es imposible comprar una Bialetti de la calidad que tenían antes de los años 2000, porque la diferencia entre esta cafetera carísima y la que puedes comprar en un bazar de tu barrio por 30 euros menos es ínfima —la válvula de seguridad como mucho— porque están hechas en el mismo sitio.

Un saludo y espero haber sido de ayuda.

P.S. Para hacer un buen café moka es más importante el café que empleas que la cafetera, donde el único requisito son cuatro puntos para prepararlo correctamente: primero no apretar el café molido sino dejar una montañita que no sobrepase el borde, segundo meterle fuego fuerte destapado, tercero en cuanto empiece a emerger el café bajarle el fuego a bajo y cuarto cuando esté casi terminando bajarle la temperatura de la cazoleta metiéndola en agua fría. Con eso, y un buen café, tienes un expresso con su crema para disfrutarlo como que no hay Dios.