Las colegiadas y árbitras asistentes mostraron, a menos de dos días del inicio de la temporada, su negativa "unánime" a pitar partidos de la nueva Liga F, la Primera División de fútbol femenino que estrena su condición de profesional, como protesta por "las condiciones actuales de indefinición" de su situación "laboral y económica".
"Las árbitras y árbitras asistentes de Primera División Femenina deseamos comunicar nuestra decisión unánime de no dirigir ningún encuentro del Campeonato Nacional de la Primera División en las condiciones actuales de indefinición de nuestra situación laboral y económica", señalaron las colegiadas en un comunicado facilitado por la Real Federación Española de Fútbol.
Según las árbitras y asistentes, dado "el contexto de una nueva competición profesional", consideran que el "arbitraje femenino debe tener unas condiciones mínimas" para poder realizar su trabajo. "No es concebible que el estamento arbitral sea el único que quede al margen de un crecimiento que consideramos tan justo como necesario", añadieron.
"Las árbitras deseamos prestar el mejor servicio posible al fútbol y eso pasa necesariamente por tener unas condiciones laborales mínimas asimilables a las del estamento arbitral de la competición profesional masculina", subrayaron las colegiadas.
La LPFF entiende que los 21.000 euros que piden por partido desde la RFEF/CTA (lo mismo que los hombres) es exagerado porque no generan lo mismo y el escenario no es el mismo. Además, se quejan de que los 3.300 euros que pagan ahora sólo llegue 700 a las árbitras.