Junio de 2009, Florentino Pérez arrasa en las elecciones a la presidencia del Real Madrid, prometiendo un cambio en prácticamente todas las parcelas, confianza en la cantera, españolización, seriedad, derroche de millones...
Empezó su presidencia maravillosamente con el fichaje de un entrenador de garantías como Manuel Pellegrini. Tan solo 6 días después obtiene el dudoso honor de efectuar el peor fichaje de la historia del fútbol, Kaká, por 65 millones de euros. Poco después se atribuye el fichaje de Ramón Calderón de Cristiano Ronaldo y vende a dos de los mejores jugadores del mundo pese a que el entrenador haya expresado su deseo de que se queden, Robben y Sneijder.
Tras el maltrato por parte del club, de la prensa y de la afición, el recién fichado entrenador abandona el equipo por la puerta de atrás sirviendo de cortina de humo para el fracaso presidencial.
A continuación, en un acto de pura improvisación, Florentino opta por un entrenador cuyo equipo acaba de eliminar de dudosa forma al Barça en Champions, sabiendo que la afición lo aceptaría de buena gana, sin duda un plan cobarde pero que le serviría para salir reforzado del paso, aunque ello supusiese renegar de las promesas electorales de renovar el modelo del club, pues los españoles se vuelven rápidamente objeto de persecución y erradicación por el nuevo técnico.
Tres años han pasado desde entonces, cualquiera diría que han sido 50, la imagen que tenía ese equipo de caballo sin control se ha transformado en la de un equipo barriobajero, mal perdedor, mal ganador, llorón, con una afición en guerra civil, en resumen, algo que ni el mayor antimadridista del mundo habría podido desearles, una vergüenza para la liga. Tres años en los cuales el macroproyecto florentiniano ha llevado a Madrid una liga, una copa y una supercopa de España, menos títulos que en la era de Calderón.
Llegamos a día de hoy, el entrenador abandona el destrozado club por la puerta de atrás, y a todos se nos viene la misma pregunta a la cabeza: ¿volverá a servir esto de cortina de humo para Florentino? Hace tres años todos coincidiamos en que Mourinho era la última carta del presidente, ¿qué ocurrirá ahora?