La ESO se la saca una piedra. Y bachillerato, una piedra y media.
Se equivocan con las medidas. Lo que deberían hacer es eliminar asignaturas inútiles que sólo sirven para dar de comer a 4 muertos de hambre que estudiaron cosas de nula aplicación empresarial (plástica, ética, religión, música...) y permitir personalizar más el contenido de los estudios. Yo, que soy ingeniero técnico y estoy cursando un postgrado oficial de 2 años, echo la vista atrás y no hago más que partirme con el tiempo que perdí con asignaturas inservibles de cara a mi labor profesional. Asignaturas inútiles que bien podrían haber sido sustituidas por más horas de matemáticas, física, química, lenguajes extranjeros, informática, tecnología... Luego llega la universidad y las matemáticas y la física se transforman muchas veces en auténticos ogros por el escaso nivel con el que salimos del bachillerato -independientemente de los sobresalientes que sacaras; las matemáticas de universidad y su aplicación son otro mundo- gracias a que hay que dar de comer a gente como filósofos, curas o artistas fracasados.
Unos dirán que lo que se enseña es cultura general –claro que sí: hacer dibujitos en plástica, analizar oraciones en lenguaje, discutir sobre el bien o el mal en ética, describir a dios como un hipopótamo rosa con barba y tanga de leopardo, tocar la flauta, el triángulo y los huevos…- pero a mí la cultura general (saber poco de mucho) no me da de comer, me lo da mi especialización (saber mucho de poco) en sectores profesionales concretos.
Que nadie se confunda, considero la cultura general necesaria, pero también que los institutos, al igual que las universidades, sirven más para formar futuros profesionales que para formar personas pues está probado que fracasan en esto último sin más que echar un vistazo a la sociedad. Y es que no son guarderías, como muchos padres los ven. A algunos se les olvida que los padres tienen una importantísima labor en la formación en valores, libertad, respeto... y su fracaso en dicha labor lo acabamos pagando el resto de la sociedad.